Newell's dejó la punta de la peor manera: jugó mal y perdió en casa ante Arsenal

El desencanto, la frustración y la impotencia fueron las postales que invadieron esta noche el Coloso del Parque. Es que un desconocido, desorientado y desconcertado Newell's perdió ante Arsenal (2 a 1) y dejó pasar una inmejorable oportunidad para seguir en lo más alto de la tabla y darle sustento a sus ansías de campeón. Es que el día menos esperado Newell's se olvidó de ser Newell's, jugó uno de sus peores partidos en este torneo y dejó un invicto de 10 fechas y, encima, desperdició una excelente chance de asegurarse prácticamente un lugar en la próxima edición de la Copa Libertadores, aunque a esta altura a los hinchas es lo que menos le debe preocupar, sobre todo cuando veían que la ocasión estaba al alcance de la mano. 

Pero para darle un sustento sólido a ese sueño era necesario que Newell's repitiese algunas actuaciones anteriores, que lo habían catapultado al lugar de privilegio que ostentaba. Pero, con la presión y la obligación de tener que ganar para volver a la punta, tras el triunfo de Banfield del viernes, los rojinegros estuvieron muy lejos de su nivel habitual. No hicieron nada de lo bueno que mostraron hasta este partido, por eso no extrañó el resultado final. Un resultado tan impensado como justo, entre un equipo que propuso un planteo cauteloso e inteligente (Arsenal) y un equipo no tuvo ni las ideas ni el fútbol de siempre, pero que encima quedó rápidamente preso del nerviosismo.

De arranque a Newell's le costó asumir el protagonismo del partido, más allá de que Arsenal le cedió espacio y balón, pero nunca encontró los caminos para desbordar a los de Sarandí, que esperaban bien agrupados y tratando de anticiparse a los delanteros leprosos.

Y encima en la primera aproximación seria de Arsenal, la desazón invadió el Coloso. Fue a los 13, cuando Mosca sacó un pelotazo largo desde la mitad de la cancha para Jara, que entrando al área enganchó y se sacó de encima la marca de Schiavi y fusiló a Peratta para el 1 a 0 y para silenciar el estadio.

Obviamente que si hasta ahí los nervios jugaban un papel preponderante en los rojinegros después del gol de Arsenal la tendencia se hizo más notoria. Porque, pese a tener casi el monopolio del balón, no podía entrar por el medio ni tampoco lograba desbordar por los laterales y encima los lanzadores rojinegros eran bien tomados para que el balón no le llegara limpio a Boghossian, quien por las dudas siempre trataba de ser anticipado por sus marcadores.
A esa altura, cuando todos esperaban algún cabezazo salvador del delantero uruguayo, Arsenal metió otra puñalada al corazón leproso. Fue a los 35, cuando una buena combinación entre Jara y Matías Pérez desembocó en el segundo grito de los de Sarandí, que dejaron a los rojinegros sumidos en la depresión y estupor. Impotencia dentro y fuera de la cancha.

Los ingresos de Sperduti (a los 33 del primer tiempo) y de Quiroga (en el inicio del complemento) tampoco lograron sacar al equipo del letargo en el que estaba sumido el equipo, al punto que en otra contra, Yacuzzi casi convierte el tercero para el Arse.

Pero bastó que, a los 7 del complemento, apareciera en escena Joaquín Boghossian para marcar el descuento y mantener viva la llama de la ilusión de los rojinegros.

Sin embargo, con el descuento la Lepra siguió yendo una y otra vez pero sin encontrar la tranquilidad que necesitaba. Era un equipo con mucho vértigo y empuje en ataque, aún sin muchas ideas, mientras que del medio para atrás, producto seguramente de la búsqueda incesante del empate, seguía siendo un conjunto desordenado y desconocido. Así, aunque pocos, cada ataque de Arsenal era un dolor de cabeza para el fondo leproso.

Los minutos se consumieron entre los desatinos habituales de Pablo Lunati (dio tres minutos de adicional y debió dar seis como mínimo), que nunca permitió que el cotejo tuviera ritmo en el complemento, el empuje y la impotencia de Newell's y la serenidad de Arsenal, que jugaba con el resultado puesto y la desesperación del rojingero, que sólo tuvo alguna chance de llegar a la igualdad en sendas situaciones que lo tuvieron otra vez como protagonista a Boghossian, a esa altura su única arma ofensiva. 

El final encontró a Newell's sumido en su desesperación por encontrar el empate en alguna jugada salvadora y su propia impotencia. Pero lo peor para los rojinegros fue que en el partido en que más lo necesitaban, Newell's extrañó a horrores al Newell's de la mayor parte del Apertura y jugó uno de los peores partidos de este torneo. Y así dejó pasar una chance inmejorable para volver a estar en lo más alto de la tabla y seguir agrandando su sueño su campeón. Un sueño que todavía sigue vigente, pero en el que ya no es el protagonista exclusivo .

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