Un rato de gimnasio suplantó a los 90 de juego. No es lo mismo, lógico. Pero el cuerpo técnico rojinegro eligió que era preferible para que el viaje de regreso tuviera un cansancio mínimo tras una hora en las máquinas del gimnasio del hotel y algunas pasadas rápidas por el balcón terraza del piso superior, con los edificios de la ciudad de Buenos Aires como testigos. Otra alternativa era entrenar en Casa Amarilla, el predio de Boca, pero fue desestimada por el DT.
Bicicleta fija y aparatos para exigir piernas y brazos para algunos, colchonetas para otros y las pasadas por el balcón, en los tres grupos en los que el profe Fernando Gómez dividió a los 18 futbolistas que viajaron.
Sin diferencia entre titulares y suplentes. Claro, De Felippe pudo guardar su decisión de los once, la suspensión del partido a las 14 le jugó a favor para "esconderlo", como dijo el jueves que es su intención "para sorprender" a los rivales, aunque en Newell's "nunca lo logró", que fue la queja con sonrisas mientras se tejían las especulaciones de si jugarían Lisandro Cabrera o Alfio Oviedo como puntas, por si le tocaría a Formica o aFigueroa y por si volvía Fértoli entre los once.
En el piso 13 estuvo el plantel rojinegro, sin supersticiones de mala suerte, ya pensando en el partido del lunes 8 ante Colón, con el día de hoy de descanso y pocas chances de que el entrenador varíe demasiado su pensamiento en cuanto a los once, más allá de que pueda implementar variantes tácticas porque no debe ser igual enfrentar a Estudiantes que al equipo sabalero. Aunque en nombre propios, no tiene mucho más.
Ayer, el equipo iba a formar con Aguerre; Piris, Callegari, Fontanini y Bíttolo; Sills y Bernardello; Amoroso, Figueroa o Formica y Fértoli; Cabrera u Oviedo. Y para el banco había llevado a Ibáñez, Paredes, Nadalín, Rivero y Torres.
Afuera quedaron Leal por la lesión en el isquiotibial izquierdo, que tampoco le permitirá reaparecer en breve, y Sarmiento, que evoluciona de la operación de tobillo izquierdo. Y algunos pibes que van pidiendo pista pero todavía les falta, como Fydriszewski, que mañana volverá a jugar en reserva.
El llamado a Echavarría
"Fuimos al estadio de Quilmes y cuando llegamos la policía encargada del evento que estaba por las inmediaciones nos dijo que no se podía jugar el encuentro. Inmediatamente llamamos a la oficina de árbitros y nos dijeron que se había suspendido". El relato pertenece al juez Pablo Echavarría en diálogo con Ovación. Esto debería sorprender, aunque en la realidad que se transita en el fútbol no llama la atención. Está claro que en todo esto los jueces no tuvieron nada que ver, sino que la determinación llegó de Superliga y AFA. Y de una manera para nada ortodoxa, porque ni siquiera los que habían sido designados para controlar el juego recibieron una notificación. Todo se maneja así, sin pudores.