Si a Nadia Podoroska le dieran a elegir entre ganar un Grand Slam o una medalla de oro en los Juegos Olímpicos elegiría, aún envuelta en toda la dificultad de la decisión, la medalla de oro de los Juegos Olímpicos. De hecho, ya la bromearon con esas opciones y risa mediante lo afirmó. Es que, entre un título individual como es un Grand Slam, inmenso por naturaleza, y un podio olímpico, al que se sube con la bandera de un país y no de un nombre propio, está clarísimo qué la seduce. La Rusa rosarina, 45ta del mundo, eligió una carrera en un deporte al que muchos tildan de "solitario" o "egoísta". Sin embargo, ella se desvive por jugar en grupo. Desde siempre. Por eso, lo que hizo para poder estar a pleno para la serie de playoffs ante Kasajistán que comienza este viernes en Córdoba le calza como anillo al dedo a sus convicciones. Será la líder del equipo, una vez más. Ahora, más consagrada y dada a conocer al mundo a partir de su irrupción en la élite mundial y su inolvidable semifinal en Roland Garros 2020, pero líder al fin, como lo fue en los últimos años en los que pudo jugar la Fed Cup, hoy rebautizada como Billie Jean King Cup (BJKC), el certamen de competencia femenina más importante entre países. Nadia Podoroska es copera. Nació copera. Está en su naturaleza. Se potencia vistiendo la albiceleste y tiene antecedentes que la avalan. De ahí su huella, otra huella.
Ponerse la camiseta argentina no es sencillo. Y hay ejemplos de todo tipo. Están las jugadoras y jugadores que se potencian y los contrarios, las y los a los que se les tensiona todo producto de la presión. El ejemplo más icónico de esto en Copa Davis quizás sea David Nalbandian, un jugador que siempre acomodó el calendario del circuito de acuerdo a los compromisos en esa copa que tanto amó y que injustamente nunca pudo ganar. En este sentido, Nadia Podoroska representa mucho de eso. Hace más de una semana arribó a Colombia siendo la máxima favorita para alzarse con su primer título WTA, el 250 de Bogotá, la Copa Colsanitas que terminó ganando la local Camila Osorio, una tenista a la que la Rusa suele ganarle. Pero al segundo día de entrenamiento en tierras cafeteras, Podoroska anunció su baja por molestias físicas. Molestias físicas que tal vez podría sobrellevar aún con mucho dolor, pero sabía que el horizonte siguiente era la Billie Jean King Cup. Entonces, postergó esa posibilidad y pensó en esta.
La teoría la respaldó la capitana del equipo argentino, la tucumana Mercedes Paz, quien en la conferencia de este miércoles le agradeció a Nadia la decisión, una decisión "inteligente" y pensando en su país. Así de simple. De paso (y para eliminar cualquier atisbo de dudas de que Podoroska quería llegar muy bien a la BJKC) la confirmó, obviamente, en los dos singles y en el dobles con una compañera "a definir". Nadia es el As de espadas de un equipo que necesita crecer, espejarse en ella, en su calidad humana y en ese tenis distinto, de otro nivel. Un tenis que hoy por hoy no tienen otras jugadoras sudamericanas. Enfrente, Kasajistán, tiene todo para ganar, con dos jugadoras Top 30 y todas de un roce internacional de altísimo rango. Argentina busca la hazaña, aunque también otro tipo de ganancia de la que Nadia quiere ser parte.
Desde muy chica, la relación de la Rusa Podoroska con la entonces Fed Cup fue de amor. Integró equipos argentinos como junior pero ya en la selección mayor construyó un vínculo que crece día a día. Fue sparring y abanderada antes de integrar planteles definitivos y cada ocasión la vivió con muchísima pasión. Pasó de "mascotita" (entiéndase la metáfora, aduciendo a la poca edad con la llegó) a líder indiscutida. A un año del ingreso al ránking de la WTA, en febrero de 2013, con sólo 16 años fue sparring del equipo argentino capitaneado por Bettina Fulco que cayó ajustadamente en Buenos Aires ante Suecia por 3 a 2 y ese día incluso el público del estadio le cantó el Feliz Cumpleaños a quien aparecía como "gran promesa del tenis argentino".
Después, caminó de apoco, esperó sus momentos, fue respetuosa y aprendió. Hasta que se empezó a poner el equipo al hombro y a liderar, más desde la actitud y el juego que desde las palabras. Jamás cobró un peso por ponerse la camiseta argentina (las kasajas, por ejemplo, reciben una muy buena remuneración por representar a su país) pero lo elige siempre porque para ella no hay valor monetario que pague lo que significan esas semanas jugando en grupo y conviviendo con sus compañeras y equipo. En la cancha, claro está, es de las que se potencia. Y si bien esta serie ante Kasajistán, que parece una quimera más que unos playoffs, la tendrá en un lugar de más exposición y presión, muy en el fondo Nadia tiene la tranquilidad de que cuando se pone la celeste y blanca deja todo. Cuando ganó la medalla de oro de los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y consiguió la clasificación histórica a los Juegos Olímpicos de Tokio lo hizo llegando como 17ma favorita. Llegó a Perú con dudas, no en las mejores condiciones físicas y ganó una semifinal y final durísimas, adversas y con la muñeca que no le daba más de dolor.
En los Juegos Odesur de Santiago de Chile 2013 Nadia conoció lo que era representar al país por fuera de la entonces Fed Cup pero en Lima saboreó las mieles. Ni hablar de cómo sueña con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Su clasificación permitirá que una tenista argentina mujer vuelva a esta competición tras Beijing 2008. Además está la idea de que dispute dobles mixtos junto a Horacio Zeballos, el marplatense que es de los mejores del mundo en la especialidad.
La Fed Cup, hoy BJKC, vio el debut de Nadia Podoroska en 2014, en Rusia. Allí hizo su estreno en una dura derrota ante Rusia para intentar volver al Grupo Mundial I. El equipo albiceleste cayó por 4 a 0 y la rosarina hizo dupla con la venadense Victoria Bosio (hoy también en el equipo), en el tercer punto. Al año siguiente también apareció en dobles, pero junto a Tatiana Bua con la serie definida y derrota consumada ante EEUU en la eliminatoria de 2015, histórica por la llegada de las hermanas Williams al país y con la legendaria Serena, en ese momento flamante campeona del Abierto de Australia (viajó directo desde Melbourne a Buenos Aires). Luego ambas jugaron también el dobles que significó caída ante España por 4 a 0 y descenso a la región.
En 2016 llegó el estreno en singles de Nadia, con una Argentina ya en Zona Americana. Fue 2 a 0 ante la paraguaya Monserrat González en la primera serie en la que se hizo gran protagonista, en la altura de Bolivia, porque además se impuso a la brasileña Beatriz Haddad Maia y a la peruana Anastasia Iamachkine. En el repechaje por la vuelta al Grupo Mundial II cayó en Ucrania ante Lesia Tsurengo, en otra complicada serie de muy diferente nivel entre argentinas y europeas. En 2017 hizo lo propio, de nuevo, en México y facilitó los triunfos de Argentina por sus victorias ante Gabriela C (Brasil), Giuliana Olmos (México), Camila Osorio (Colombia) y Fernanda Brito (Chile), pese a la caída en dobles que vivió junto a María Irigoyen. El equipo albiceleste no avanzó a playoffs pero la Rusa marcó de nuevo el camino.
Tras tres temporadas de ausencia a raíz de lesiones continuas, altibajos y rendimiento irregular, Nadia Podoroska volvió al equipo argentino en 2020. En Chile se adueñó del equipo y el conjunto nacional ganó 4 a 0 y victorias suyas sobre Fernanda Contrera (México) y en dobles con Paula Ormaechea (también ante México); sobre Bárbara Gatica (Chile) y Emilia Arango (Colombia). Contra Perú, en cruce previo, la capitana le dio descanso y su actuación fue clave para estar hoy disputando estos playoffs (postergados, debían ser en 2020 pero la pandemia no lo permitió) en busca de un lugar en los Qualifiers 2022. En Chile la rosarina mostró un nivel excepcional. Transcurría febrero y sólo había perdido un partido en el año, había ganado dos títulos ITF y hecho final de WTA. Sin embargo, aún no sabía que esa iba a ser, hasta el momento, la mejor temporada de su carrera.
A los 24 años, después de seis de no jugar en país (aquella serie con EEUU) y de que haya pasado una década de que la mejor raqueta argentina de la actualidad no se vea presentándose en casa (Gisela Dulko fue la última), Nadia Podoroska tendrá, de nuevo, su momento. Lourdes Carlé, Guillermina Naya, Victoria Bosio y la capitana Mercedes Paz la acompañarán en busca de la heroica. El palmarés de la rosarina en este torneo es de 12/5 y de 8/3 si se consideran las presentaciones en polvo de ladrillo, superficie que tendrá esta serie y en la que la Rusa tuvo sus mejores resultados. Ello, más su actualidad y el plus de la garra que le pone a la hora de vestir la albiceleste permiten, por qué no soñar con el "milagro", tal como lo definió Mercedes Paz.
Si a Nadia Podoroska le dieran a elegir entre ganar un Grand Slam o una medalla de oro en los Juegos Olímpicos elegiría, aún envuelta en toda la dificultad de la decisión, la medalla de oro de los Juegos Olímpicos. Como ahora elegiría esta serie. Como la elige. Porque el espíritu copero está ahí. En la sangre.