Rafael Nadal se siente como pez en el agua cuando juega en polvo de ladrillo. Y a esta altura, si se considera que ayer ganó su título 49º sobre esta superficie, hasta suena una obviedad decirlo. Pero por si hay por ahí algún desprevenido, se resalta: Rafa venció ayer al japonés Kei Nishikori en la final del ATP 500 de Barcelona por 6/4 y 7/5 y alcanzó con la nueva corona el récord de Guillermo Vilas sobre canchas lentas. En la antesala de Roland Garros, Nadal se reinventa y reaparece en su máximo esplendor.
Nadal, 5º del mundo, ganó hace una semana el Masters 1000 de Montecarlo y ahora venció en 2 horas y 4 minutos a Nishikori (6º), que defendía su doble corona en Barcelona. Este es el noveno trofeo del mallorquín en el torneo español.
En una final de gran nivel, Nadal demostró que está alcanzando la mejor imagen a menos de un mes de jugar en Roland Garros, donde buscará una histórica décima corona.
El español, quien ostenta 69 victorias en 101 finales disputadas en la ATP, completó un excelente recorrido en Barcelona, en el que no cedió un set en los cinco partidos que disputó.
El triunfo le sirvió para alcanzar en el palmarés histórico de los torneos en polvo de ladrillo al legendario Vilas, que reinó en esta superficie en las décadas de los 70 y 80 y que es considerado uno de los grandes especialistas en la superficie.
No es la primera vez que Nadal alcanza a Vilas en una marca. Entre 2005 y 2007 el español estuvo invicto en ladrillo durante 81 partidos, más de 2 años, superando un récord justamente del argentino. Nishikori, otra vez muy cómodo en la ciudad española, no le puso las cosas fáciles a un Nadal que demostró gran nivel físico y mental, y que por fin parece haber superado los problemas que afectaron su rendimiento en los dos últimos años.