Rafael Nadal detesta perder, quiere ganar siempre, incluso jugando a las cartas. Pero si la derrota fuera inevitable, y si ésta llegara en una final de Copa Davis, caer ante Argentina sería para el español un golpe más digerible que otros.
Rafael Nadal detesta perder, quiere ganar siempre, incluso jugando a las cartas. Pero si la derrota fuera inevitable, y si ésta llegara en una final de Copa Davis, caer ante Argentina sería para el español un golpe más digerible que otros.
“Es uno de los países con los que perder menos mal me sabría, porque a los que están enfrente los considero amigos”, aseguró el número dos del mundo en una entrevista con la agencia dpa de cara a la final que comienza el viernes en Sevilla.
“Es una final muy bonita, no sólo porque jugamos contra un país importante como Argentina, sino también con amigos”, insistió el seis veces campeón de Roland Garros.
“Siempre me he llevado muy bien con todos los argentinos que han ido pasando, nunca he tenido problemas con ninguno. El hecho del idioma ayuda mucho. Mis amigos en el circuito son por supuesto los españoles, pero enseguida vienen siempre los argentinos”.
“(Juan) Mónaco es de mis mejores amigos sin lugar a duda. Es igual o más amigo mío que muchos españoles. Y tengo una gran relación con Nalbandian, desde siempre. Llevamos muchos años conviviendo en el circuito, hablando el mismo idioma, pasando mucho tiempo juntos en la habitación, yendo a cenar...”
Nadal cree que el tenis de hoy no permite encasillar a los jugadores. Ya no hay más especialistas, dice.
“El circuito manda que hay que jugar bien en todas las superficies. ¿Tú destacarías que los argentinos juegan mucho mejor en tierra que en rápida? ¿O que juegan mucho mejor en rápida que en tierra? Un Nalbandian inspirado igual sí puede tener un pelín más de facilidad para jugar en pista rápida, pero los demás son todos bastante similares”.
“Y Juan, Mónaco, se puede pensar que tiene un poco más de facilidad para jugar en tierra, pero a fin de año, en rápidas saca sus mejores resultados. Igual que España, ¿crees que David (Ferrer) juega mejor en tierra que en rápida? No lo creo, no lo creo. Verdasco y Feliciano (López) tampoco. Yo quizás sí marco un poco más la diferencia, porque en tierra he ganado mucho y en rápidas he ganado, pero en un porcentaje menor”.
Esa condición de “rey de la arcilla” fue dura de digerir en sus inicios para muchos aficionados argentinos al tenis, que vieron como Gastón Gaudio y Guillermo Coria, campeón y finalista en la dramática final de Roland Garros 2004, fueron dominados sin piedad a partir de 2005 por el español.
Nadal dice que en aquel 2005 no se sentía “el rey de la tierra”, pero los números lo desmienten: en esa temporada ganó 11 torneos, ocho de ellos sobre arcilla, incluyendo Montecarlo y Roma, éste último en una recordada final de cinco horas de duración con Coria en la que el argentino llegó a tener match point.
“Simplemente es que las cosas van pasando, ¿no? No sólo estaba Coria. Estaba Gaudio, que jugaba a un nivel muy alto también. Y estaba Juan Carlos (Ferrero). Sí, con Coria jugamos la final de Montecarlo y la final de Roma”, recuerda a dpa Nadal antes de entrar a analizar los problemas del talentoso argentino, ya retirado.
“Yo creo que el problema de Coria no fui yo. Evidentemente él tuvo sus problemas, sus problemas personales, desgraciadamente, porque a mí era un jugador que me encantaba verlo en el circuito.
Mentalmente a lo mejor sí que le pudo afectar un pelín lo de la final de Roland Garros, que fue realmente dura. A partir de ahí sigue jugando a un nivel muy alto, juega la final de Montecarlo, la final de Roma, pero un mal Roland Garros”.
Nadal no cree que él le haya arrebatado nada a Coria.
“(En 2005) Era muy rápido para decir si yo reemplazaba a Coria. El tampoco aguantó, en el 2006 él sí que ya empezó a caer en su nivel”.
Coria debió haber ganado Roland Garros, da a entender Nadal.
“Todo el mundo lo veía así, todo el mundo pensaba que iba a ganar Roland Garros. Fue un fallo suyo perder aquella semifinal con (Martin) Verkerk, como fue un fallo suyo perder la final con Gaudio por cómo la venía ganando. Aquel fue el año, después poquito a poco fue perdiendo el nivel”.
Coria es pasado, el presente es la segunda final en la historia de la Copa Davis que mide a España y Argentina. Y Nadal lanza un mensaje muy claro: los espectadores españoles no se deben dejar ganar la partida por los argentinos. El jugador sabe de lo que habla, no en vano cuatro años atrás admitió que le gustaría alguna vez experimentar la sensación de ser apoyado por una hinchada argentina.
“Son gente imaginativa con los cánticos, que anima de una forma especial. Todo el mundo sabe que el público argentino es especial y te anima fuerte”, explica, consciente de que los sudamericanos sueñan con ganar por primera vez la Davis, un trofeo que España conquistó ya en cuatro ocasiones.
“Lo que hay que conseguir es que en esta final, a la que vienen 2.000 y algo de argentinos, que los 20.000 españoles se oigan muchísimo más que los no españoles. Yo creo que se va a conseguir, la experiencia de 2004 en Sevilla fue muy bonita, con un ambientazo. Estoy seguro de ello, pero teniendo en cuenta quiénes tenemos enfrente el público español tiene una tarea especialmente importante”.