El desafío es enorme para Rosario Central el domingo en cancha de Banfield. Es ganar o ganar. No hay otro resultado posible para el equipo de Eduardo Coudet, que tendrá modificaciones respecto a los once que vienen de lograr el pasaporte a la final de la Copa Argentina frente a Racing. La estructura no se mueve, pero sí habrá otros intérpretes. En especial Damián Musto. Para él habrá un desafío aparte: acoplarse al esquema que viene utilizando el Canalla y del que no fue parte directa desde que el Chacho decidió meterle una vuelta de tuerca al dibujo táctico después del clásico frente a Newell’s, precisamente el último encuentro de titular en el torneo por parte del casildense.
A esta altura, con todo un año de trabajo sobre el lomo para todos los integrantes del plantel, resulta impensado creer que haya algún futbolista que no esté en condiciones de cumplir con la función que se le asigna. En ese sentido el técnico ya tuvo varias demostraciones positivas. Sí ocurre que esta forma de jugar, con enganche y dos puntas definidos, no lo tuvo como protagonista. En una ocasión estuvo cerca de ello. Fue contra Unión (22ª fecha), con Franco Cervi parado unos metros delante de él, pero no haciendo las veces de enganche bien definido. Encima, el hábil volante salió lesionado en el hombro en el entretiempo y el Chacho modificó demasiado la estructura. Para Ovación ese día Musto fue figura, con un 8.
Después vino Arsenal (Musto fue al banco) y el choque ante Newell’s, que fue cuando el Chacho pensó la chance de jugar con enlace (con Cervi lesionado la única carta disponible era Giovani Lo Celso) pero finalmente se inclinó por otra cosa. Lo hizo con Musto junto a Nery Domínguez, aunque volcándose preferentemente por la derecha.
Todo esto forma parte del contexto. De la previa a ese nuevo Central que Coudet pergeñó de ahí en más. Por eso apareció el pibe Lo Celso flotando en tres cuartos, con Marco Ruben y Marcelo Larrondo como dupla de ataque. Pero Musto ya no tuvo lugar entre los once porque el técnico tuvo que optar entre él y Nery Domínguez, por quien finalmente se inclinó. Y justamente Nery fue una de las piezas clave del equipo en los últimos partidos. Aportando no sólo quite sino también una salida clara.
Pero ahora es el turno de Musto, a quien todo un torneo lo avala. Porque siempre se mostró en sintonía, más allá de que la mayoría de los partidos los jugó con un ladero en el anillo central.
Hoy el canalla juega de otra forma. Y viene jugando bien, lo que le simplifica el trabajo a cualquiera a la hora de entrar al ruedo, ya sea desde el inicio como desde el banco. Esta ocasión será para Musto, que en estos últimos seis partidos (cuatro por el torneo y dos por Copa Argentina) jugó sólo uno de arranque (ante Estudiantes por Copa Argentina y con aquel viejo esquema 4-2-3-1, junto a Nery Domínguez). En otros dos (Godoy Cruz y Gimnasia) ingresó algunos minutos.
No será extraño para Musto. Jugará en un puesto que conoce a la perfección. Pero tendrá el desafío de ensamblarse a esta versión con un mediocampo más despoblado y mayor vocación ofensiva.