Eran unas pocas, vestían polleras algo más largas, en su mayoría rondaban los 40 años, pero se sentían muy jóvenes como para colgar la raqueta de madera. Y encima tenían las mismas ganas de jugar y de competir que ahora. Eran de distintos clubes pero eso no significaba una traba: se agruparon, como se suele hacer para concretar sueños, y fundaron hace 35 años el Veteranas Tenis Club Rosario, una de las 17 entidades deportivas en su tipo en el país, pero la única con canchas propias: inauguraron tres el 19 de marzo de este año en el campo de deportes del Club Atlético Fisherton (CAF, de Muiño 9156, en Fisherton R).
Hoy las veteranas crecieron en todo sentido. Son 230 deportistas que van de los 30 y pasaron los 80 años y que lejos de retirarse a los cuarteles de invierno y más activas que nunca, organizan el Sudamericano de Veteranas 2017, con premios donados por el diario La Capital.
El torneo se desarrollará del 6 al 10 de mayo y recibirá a 350 jugadoras de varias provincias más las de Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay. Serán cuatro días a puro tenis en canchas del Jockey Club y las dos sedes del CAF (la de Fisherton R y la de Chassaing 1650). Estas mujeres crean clubes y campeonatos: no juegan al tenis, "hacen" el tenis.
Las veteranas rosarinas son una comunidad bien mezclada. En un extremo están las de 30 años (la "Serena Williams" de esta categoría es Mariana Pidelo, de Jockey), y en el otro extremo están las de 80 (acá todas señalan a Eda Fumagalli como la número uno, juega en Remeros y está pronta a cumplir 90 años).
Entre ellas dos hay decenas de mujeres que integran las categorías de 40, 50, 60, 65, 70 y 75 y juegan en primera, segunda o tercera división. En su mayoría son mujeres de clase media, profesional, socias de clubes como Plaza, Gimnasia, Newell's, Remeros, Náutico, Rowing, CAF y Jockey, donde también practican y juegan, lo que implica que cada una ,en promedio, entrena unas tres veces a la semana como mínimo.
Las hay de todos los estados civiles, hay abuelas y bisabuelas y también están las que aún no probaron con la maternidad.
Las más jóvenes, en general, comenzaron a jugar de pequeñas. Las de más edad se iniciaron en el tenis ya de adultas. Y eso se debe a un cambio cultural que logró el colectivo de mujeres en los últimos años.
La presidenta del club, Mirtha Pena, lo explica fácilmente con un ejemplo.
"Cuando nosotras éramos nenitas no nos mandaban a hacer deportes sino piano, ballet, corte y confección o bordado. Al tenis, como a tantos deportes y a tantas cosas, llegamos más tarde", explicó Pena, quien tiene una hija con los mismos años del club, una tenista más de Veteranas Rosario.
En este sudamericano serán 56 las que, enfundadas en el uniforme tricolor de las Veteranas (rojo, azul y blanco), representarán a la ciudad.
Todas clasificaron previamente en su categoría en el último Nacional pero luego tuvieron que pasar por dos instancias de entrenamiento y preselección en el club.
Ayer Ovación encontró entrenando a las ocho tenistas de la categoría de 65 años, seleccionadas para este Sudamericano. Con dos cosas en común: el uniforme deportivo de pollera y remera y piernas envidiables: tonificadas y ágiles como las de las deportistas que no hacen pausa.
"Comenzaron siendo 12, practicaron dos meses y quedaron las que están en la cancha. A la mayoría de estas mujeres les pasan los años pero mantienen la técnica. Y si no la reemplazan con esfuerzo y empecinamiento. Tenemos a una jugadora de 70 operada de cadera, que sigue y juega. Este deporte no es de contacto y la cancha blanda favorece a no lesionarse. Como todos los que juegan al tenis, estas mujeres tienen problemas en los codos, hombros, tobillos y rodillas, pero ni más ni menos que cualquier jugador", dijo el entrenador Javier Brumatti, quien junto a María Mercedes Piló conforman el cuerpo técnico de las veteranas.
Por la gran cantidad de jugadoras que hay en Argentina, desde Jujuy a Río Negro, es el único país que organiza dos años consecutivos el Sudamericano (en el 2016 se realizó en Río Negro). "El año próximo la sede será Chile", adelantó la presidenta. Allá van.