Movida santafesina

Por supuesto, a la hora del partido nada pareció más importante. Pero la ciudad y sus alrededores vivieron acontecimientos demasiado trascendentes como para que el fútbol tuviera exclusividad. La marcha agraria del jueves a la gobernación alteró la fisonomía cotidiana de Santa Fe. Y, en las antípodas de ese ambiente tenso que se generó, el fin de semana del TC 2000 en el callejero acaparó también el interés de la población, más que Colón-Newell’s pese a todo lo que había en juego.

  La habitualmente tranquila Santa Fe cambió radicalmente el jueves, donde la movilización de amplios sectores vinculados al agro copó la plaza de la gobernación e hizo oír sus reclamos. Mientras los gremios que los nuclean se reunían con el mismo mandatario provincial, Hermes Binner. Pero ya desde ese día, la ciudad se movilizó con la afluencia de equipos técnicos y personal vinculados a la carrera del TC 2000. Eso significó hoteles que empezaban a completarse (se abarrotaron desde ayer) y movida en las casas de comida.

  Y como la actividad en pista comenzó ayer a la tarde en las calles del puerto, los motores de los autos más sofisticados del país sonaron como eco de fondo durante el transcurso del partido de reserva. Muchos santafesinos presenciaron los ensayos y entre ellos muchos hinchas de Colón, varios de los cuales hicieron doblete pero se arrimaron al Brigadier López sobre la hora del partido.

  Los de Newell’s, más ajenos a la actividad tuerca, viajaron desde el mediodía hacia Santa Fe en micros y también fueron arrimándose a las tribunas con demora, pero más por los cacheos que por otra cosa. Además la policía buscó que no se produjeran apretujones que derivaran en hechos violentos como en la última visita leprosa.

Santa Fe estuvo a full. Colón-Newell’s fue en este contexto apenas un acontecimiento más de los muchos que cobraron relevancia nacional en esta ciudad.