Paolo Montero nunca imaginó que a menos de una semana de debutar en la Superliga iba a estar entrampado en semejante situación paradojal. Es que justo él, quien fue uno de los grandes zagueros de la historia de Uruguay y marcó época en el fútbol italiano con la camiseta de Juventus, todavía está en la dulce espera para que le traigan al defensor central que acompañe al paraguayo José Leguizamón. El técnico de Central tampoco sospechó que la ida de Javier Pinola a River le generaría tantos dolores de cabeza. Ni en las peores pesadillas habría proyectado la formación que jugará contra Colón el sábado en Santa Fe con la inclusión improvisada de Mauricio Martínez como segundo zaguero central. Pero no le quedará otra que optimizar su costado académico y enseñarle los secretos del puesto, que tan bien él conoce, a Martínez. Por eso, apenas vio que la mano venía complicada para conseguir al refuerzo que pidió en esa zona, activó el operativo convencimiento. Ahí fue cuando oteó el panorama y se decidió a persuadir al ex jugador de Unión para que se corriera unos metros más atrás y acompañara a Leguizamón.