"Acepten la injusticia, traguen el veneno, que todo se equilibra al final". Una de las frases más replicadas de Marcelo Bielsa encaja perfectamente en el universo de otro leproso de pura cepa: Gerardo Martino. Porque en un contexto como es el fútbol argentino, en el que a veces parece no haber lugar para los tipos laburantes, honestos, íntegros y además maestros, el Tata sufrió el sistema. Hace dos años se iba de su cargo de DT de la selección argentina, expulsado por un ambiente contaminado, no apto para este tipo de personalidades. Mientras le daban la espalda y le bajaban el pulgar en cualquier causa que sea, lo empujaban a la salida indirectamente. Hastiado, se fue.
Hoy, dos años después de ese sinsabor siente el encanto de la gloria en un terreno impensado para muchos: EEUU. Su Atlanta, el Atlanta United de la MLS, se consagró campeón, de su mano, por primera vez en su historia y con sólo dos temporadas compitiendo en la gran liga. Lo hizo tras imponerse en la medianoche del viernes ante Portland, por 2 a 0.
Qué soccer ni soccer. Martino llevó fútbol a Norteamérica y de la mano de ese juego que le corre en la sangre y al que pudo darle forma con la complicidad de muchos jugadores sudamericanos, llegó a la cúspide. No sólo poniendo en lo alto el fútbol, sino también el honor de una ciudad entera que tanto se enamoró de este equipo que logró tener el récord de espectadores en un partido: 73 mil. Mucho más que en Europa y donde se imagine. Bajo la conducción del Tata Atlanta consiguió un título deportivo después de 23 años, un karma que el rosarino logró diluir y que hará eterna su idolatría. La última vez que un equipo de Atlanta ganó un campeonato así fue el Mundial de béisbol, con los Braves.
Cuando Martino salió del caos que era la Asociación del Fútbol Argentino, cuyos dirigentes y clubes hacían lo imposible para que pudiera armar un equipo para ir a los Juegos Olímpicos, necesitó paz. Y esa paz la encontró inmediatamente en la propuesta que llegaba de EEUU. Muchos lo leyeron como "un paso atrás" para un DT que venía de un seleccionado y previamente de dirigir al Barcelona de Lionel Messi. Lo que no se aclaró es que esta MLS ya no es más aquella que sólo reclutaba viejas glorias, como cuando en su momento llegó David Beckham. Esta liga pretende reposicionarse en el mercado global del fútbol de otra manera, incluso siendo un buen puente de salida de los futbolistas hacia Europa, pero en vigencia, en potencia.
El mérito de Martino es mayor en este aspecto, consagrando a una franquicia de sólo dos años. Además el Tata festejó el séptimo título de su carrera como entrenador antes de asumir un nuevo desafío: tendría todo arreglado para dirigir al seleccionado de México a partir del próximo año. De hecho ya anunció que el del viernes fue su último partido en la MLS. Es el primer DT sudamericano que se consagra en esta liga.
Este nuevo lauro se suma así al palmarés del Tata que fue tres veces campeón con Libertad en Paraguay (2002, 2003 y 2006), una con Cerro Porteño en ese mismo país (2004), otra con Newell's (2013) y también ganó la Supercopa de España con Barcelona.
"Cuando llegué a Atlanta quería recuperar mi condición de entrenador, no tener ningún tipo de presión, disfrutar de lo que más amo, que es enseñar los fundamentos básicos del fútbol y ahora irme con un título de campeón es la mejor manera de salir, además de ser muy feliz", dijo un Tata absolutamente emocionado que vivió la final acompañado de cerca por su familia.
"Si uno tuviera que elegir la manera de irse de un lugar, ésta es la mejor de todas. Sobre todo porque la decisión la tomé y la comuniqué antes, así que esa decisión nada tenía que ver con el resultado final. Y el resultado final podría haber sido el de no ganar el título. Esta es la manera en la que me gusta irme de un lugar", reafirmó Martino. El Tata admitió que en Atlanta encontró su revancha después de varias decepciones, las dos finales perdidas por Copa América con la selección, en 2015 y en 2016. Pese a ello se fue siendo el DT más efectivo de los últimos años.
"Este es un lindo título y se festeja, obviamente. El nivel de importancia lo ponemos nosotros. Somos trabajadores del fútbol, y cuando nos proponemos un desafío coronarlo con un título es muy bueno", cerró. Es que sí Tata, después de tantos sinsabores por tejes y manejes, todo al final se equilibra. Y en algún momento la justicia llega.