Vaya que Alemania no era indomable. Ese fue el alegato que México se aprendió en los días previos al debut en la Copa Mundial. Y esa convicción se concretó en realidad ayer en Moscú con un triunfo 1 a 0 ante el campeón vigente en plena capital rusa. Los germanos se renovaron puertas hacia adentro. Pero no pudieron demostrar el potencial que realmente tienen. Ahora quedaron tecleando de cara a lo que vendrá. Mientras que la Tri se subió al carro de la ilusión.
Se puede catalogar como una epopeya. El estadio Luzhniki fue testigo del festivo sismo que generó la selección azteca. La misma que llegó a la cita más importante envuelta en un escándalo debido a la fiesta prohibida que armaron los jugadores antes de volar hacia el continente euroasiático.
El juvenil Hirving Lozano aprovechó el pase de Javier Hernández a los 35 minutos para marcar el primer gol de su carrera en una Copa del Mundo. Ese fue el resumen del partido. Lo más importante que hizo México en campo: el gol. En definitiva es lo que le permitió quedar catalogado como el verdugo de los teutones.
Atrás quedó la férrea resistencia europea en el tramo final para vencerla por primera vez en su historia en una competición oficial. La victoria además premió el planteo táctico de Juan Carlos Osorio. Ese mismo DT tan cuestionado por sus alineaciones en los últimos tiempos. No caben dudas de que México esculpió una brillante actuación en el estadio Luzhniki de Moscú. Fue un equipo audaz sin complejo frente a la potencia y excelencia alemana.
Los aztecas no le permitieron al equipo de Low soltarse. Quizás quedaron debiendo en la definición, desperdiciando varias ocasiones de gol. Pero Lozano supo aprovechar la que se le presentó.
México procurará acercarse a la siguiente fase con una victoria ante los coreanos el sábado, en Rostov. Alemania buscará sumar sus primeros puntos ante los suecos ese mismo día, pero en Sochi.