El bono, sumado a la cuestión futbolística como institucional, incidió sin dudas para que el Coloso no explotara como siempre. Y la economía tampoco ayuda como para darse el "lujo" de desembolsar una importante cifra para ir a la cancha. Todo esto forma un combo justo como para impedir el clásico acompañamiento.
Si bien aún no se dieron a conocer las cifras oficiales, ayer trascendió que "se vendieron cerca de diez mil bonos", una cantidad mucho menor al número de espectadores que hubo en el estadio. Es decir, menos del cincuenta por ciento pasó por las boleterías para adquirirlo si se confirma oficialmente el número en las próximas horas.
Más allá de todo esto, la realidad indicaría que lo recaudado será inferior a las expectativas que seguramente tenía la dirigencia. Que quizás aspiraba a un ingreso importante si duplicaba la venta del bono de colaboración, cuyo destino principal será abonarles a los empleados que reclamaron en los últimos días y recibieron la promesa de que con ese dinero cobrarán parte de sus haberes adeudados.
La necesidad tiene cara de hereje y la dirigencia recurrió a esta medida, antipática por cierto, teniendo en cuenta el rival de turno y que fue sobre el final del mes. La realidad indica que Newell's tenía urgencias económicas ahora y para aplicarlo en otro partido debía esperar hasta mediados de noviembre frente a Belgrano. Quizás por eso se aplicó ayer, aunque el resultado sin dudas distó mucho de lo pretendido (tal como sucedió con el pack del fútbol que venden las empresas de cables). Al menos así lo reflejarían los números.