"Estamos en un proceso en el que intentamos llevar el hóckey del club lo más alto posible en todos los campeonatos que nos presentamos. Si hacemos un balance, este año, en el torneo local, no pudimos dar con los resultados que queríamos, pero estamos en medio de un recambio muy importante. Muchas chicas ya no están, y si miramos una foto del equipo de hace unos tres años atrás, vamos a ver que solamente conservamos tres o cuatro jugadoras, el resto fue un cambio bastante grande. Eso conlleva a que el equipo se tiene que adaptar, nivelar, conectar, conocerse... y pudimos enganchar después que terminó el torneo local. Nos reunimos, hicimos un balance entre las jugadoras, y nos volvimos a plantear objetivos y códigos de grupo. Todas coindimos en que nos faltaba indentificación como equipo y como club. De alguna forma nos rebautizamos y así sentimos que volvimos a engranar, sobre todo a conectarnos entre nosotras. Eso se pudo ver en este torneo”, dijo María Araujo, la capitana de Duendes, refiriéndose al torneo interasociaciones con Córdoba que ganaron el domingo tras superar a Barrio Parque por penales.
¿Dónde pusieron el foco en este torneo?
En realidad nos propusimos metas que iban más allá de los resultados: apostamos a construirnos como equipo, como plantel y también como club; a consolidar el equipo. Pienso que en un equipo sin una identidad clara es muy difícil que una persona que se incorpore pueda sentir la camiseta, tener ese sentido de pertenencia que siempre hace falta. Muchas de nosotros lo teníamos, pero no todas. Ese contagio es algo que parece fácil de lograr, pero no lo es y cuando no está, por más que tengas las mejores jugadoras del mundo estás condenada al fracaso. Si no tenés esa actitud de dejar la vida por el compañero, por el club o por lo que estoy defendiendo, cualquiera que tenga un poquito más de hambre que vos, te supera. Es así. Nos convencimos de eso y empezamos a trabajar en construir desde ese lugar.
En este contexto de cambios, de objetivos nuevos... ¿Cuánto vale el título?
El título sirve para darnos una certeza de que estamos en el camino correcto y que tenemos que seguir construyendo de la misma forma que empezamos. Creo que sirve para cambiar una historia, por así decirlo, Siempre fuimos un equipo de media tabla, incluso de media tabla para abajo y proponerse ser un equipo competitivo, lograr campeonatos y estar siempre en el primer nivel, requiere de millones de cosas, como cambiar de mentalidad, de cultura de trabajo y de mucha gente trabajando, por ejemplo. Primero hay que convencerse de que es posible y trabajar para eso. Hay gente que muchas veces se queda en el camino pero aparecen otras y pueden empujar más. Lleva mucho tiempo. Hemos logrado otros campeonatos en otros torneos, pero éste, a nivel jerarquía, es el más importante de todos porque lo juegan los seis mejores equipos del Litoral y los seis mejores de Córdoba. Para nosotros el título fue una sorpresa, porque no fuimos con el objetivo de ganar el campeonato, sino de constuir y a veces eso es bueno.
El primer de semana en Córdoba fueron el mejor equipo y fue todo un indicio.
Le ganamos a Universitario y a La Tablada, que son dos grandes equipos de Córdoba. Ellos tienen jugadoras muy buenas que en muchos casos fueron convocadas a distintos seleccionados nacionales. Y estuvimos a la altura, pudimos desarrollar nuestro juego, defender y hacer goles y por eso ya estábamos hiper contentas. En Rosario nos quedaba Córdoba Athletic, que le metió cinco goles a Gimnasia, que este año tuvo al valla menos vencida en el Litoral, por lo que sabíamos que nos quedaba un partido muy duro. Y así fue, bastante cerrado y muy peleado. Empatamos 0-0 y quedamos en la misma línea que Jockey pero la diferencia de gol nos benefició a nosotras. Y nos metimos en la final.
Y en el partido decisivo se cruzaron con Barrio Parque
Sí, fue la primera vez que jugamos con ellas. Nosotras estamos acostumbradas a jugar con equipos conocidos y nos encontramos con uno del que no sabíamos nada. Ellas arracaron ganando con un gol de córner corto en el primer cuarto, mientras que nosotras no pudimos conectar en los primeros dos cuartos, nos la pasamos defendiendo y sin tener la pelota. Recién en tercer cuarto nos empezamos a despertar y a generar situaciones interesantes. En el último cuarto salimos con otra actitud y pudimos llegar al empate a pocos minutos del final. Fue bastante sufrido para nosotras.
Y en los penales fue otra la historia
Erramos los dos primeros y metimos los dos siguientes, pero lo de Nina (Gattarello) fue determinante: se atajó todo. Durante el año trabajamos mucho el tema de la paciencia y en esta definición Nina la tuvo. En otro momento del año, si nos hubiera agarrado perdiendo una final 1-0 nos hubiera costado muchísimo mantener la tranquilidad con la que jugamos el domingo todo el partido. Ellas tuvieron momentos en donde nos bombardearon el arco, pero nos sostuvimos de pie y cuando tuvimos la oportunidad fuimos contundentes.
El gol del empate ¿fue psicológico?
Desde lo anímico empezamos a levantar sobre el final y el gol llegó en el momento justo, en ese instante bisagra en el que o hacés un gol o te hacen otro y estiran la diferencia. No faltaba mucho para el final, por eso creo que la gente de Barrio Parque sintió el golpe.
¿Cuándo se sintieron campeonas?
Muchas veces nos tocó quedarnos afuera por penales. Este año particularmente lo entrenamos bastante, porque en los penales australianos juegan mucho los nervios, hay muchas cuestiones impredecibles porque en definitiva es un mano a mano con la arquera. Muchas veces tenés pensado hacer algo y en el camino lo cambiás, pero al entrenarlo vas con otra confianza, con más seguridad a la hora de tirar el penal.
Ahí se ve la actitud
Antes de empezar el partido, una de las cosas que hablamos fue que, si íbamos a penales, lo más importante era que tenía que haber muchas que quieran tirarlos más allá de lo que pase después, porque eso iba a demostrar el carácter del equipo.
¿Y se anotaron muchas?
En un época nos pasaba que nadie quería tirarlos, pero el domingo todas querían hacerlo, es más, una de las dos chicas M16 que había en el plantel, Ludmila Valenti, hizo uno de los goles en la definición, lo que habla de caracter que tuvo para plantarse y tirarlo.
Ahora viene un receso pero ¿cómo sigue esta historia?
Por un lado queremos desarrollar el aspecto físico, crecer, porque nos dimos cuenta de que hay equipos que tienen otro porte y sacan un ventaja muy grande de eso... queremos ser "las rugbiers del hóckey”. Pero por otro vamos a trabajar para tratar de consolidar esta identidad de club, de equipo, ese sentido de pertenencia que es fundamental y a partir de ahí poder armar un legado. No es fácil cambiar una historia de resultados. Lleva tiempo. Hay que tener la paciencia y sobre todo la perseverancia de no rendirse cuando las cosas no salen como uno quisiera.
Presente y futuro
Denise Wasinski fue distinguida como la mejor jugadora y Nina Gattarello tuvo la valla menos vencida. Por otro lado, Candela Nobile fue la mejor Sub 21 a nivel nacional.