Luis Scola es una especie de paradigma del capitán. Lisa y llanamente un ejemplo a seguir. No sólo por su capacidad para involucrarse en los ámbitos institucionales del básquet argentino, sino por su capacidad para ejercer como tal. Escucharlo es entender también por qué hubo figuras por encima de su capacidad y el capitán de los últimos años, desde 2006 para ser más exactos, fue siempre él. Porque una cosa es ser la cabeza de un grupo y otra muy diferente ser el que mejor juega. En ocasiones ambas aptitudes coinciden.
Sus declaraciones son poco convencionales, carentes de un formato protocolar y convincentes. Su personalidad le alcanza y le sobra para considerar que la Generación Dorada dejó de existir hace unos cuantos años y que el básquet está por encima de cualquier deportista, inclusive de Ginóbili. Por supuesto que no tiene ningún inconveniente en reconocer que la actualidad de la selección, al máximo de sus posibilidades, es esta: cuartos de final de un Juego Olímpico. Por si hace falta informarlo, seguirá jugando para la selección. En sus declaraciones quedará evidenciado que habla como conductor, involucrado plenamente en lo que vendrá.
"Muchos jugadores se retiraron, todos sabemos la importancia que tiene Manu, pero el básquet sigue. Yo sé que a ustedes les encanta hablar de la despedida, del final de la Generación Dorada. Pero la realidad es que la Generación Dorada dejó de existir ya hace muchos años. Muchos jugadores se fueron: (Hugo) Sconochini, (Fabricio) Oberto, (Alejandro) Montecchia, Pepe Sánchez, (Rubén) Wolkowyski, Walter Herrmann y el básquet sigue. Contra Estados Unidos fue el último partido de Manu y el básquet sigue también".
Tremenda declaración de alguien que en vez de cobijarse en el brillante pasado reciente para eternizarse en un lugar, hace todo lo contrario. Se despoja de sus anillos (del tipo anulares, los otros bien ganados los tiene) y pone negro sobre blanco aunque quede expuesto. En realidad es lo que debería hacer todo el mundo, pero no es común.
A escasos días de haber terminado su participación en Río tras perder con Estados Unidos, los jugadores de la selección de básquet, fundamentalmente los cuatro sobrevivientes de la Generación Dorada, siguieron siendo el polo de atracción fundamental de los otros deportistas argentinos hasta que se retiraron de la Villa Olímpica. Y ni hablar del público, que acompañó masivamente todos y cada uno de los 6 partidos que jugó el equipo en el Arena Carioca 1. Siempre la cola más grande para ingresar a un estadio en el que jugaba algún argentino en el Parque Olímpico fue la del básquet. Incluso muy por encima de la final por la medalla de oro entre Del Potro y Murray.
"Fue un ambiente genial, fue especial, una semana entera especial. Pensábamos que íbamos a tener el apoyo de la gente porque jugábamos cerca de casa, pero no tanto. Nunca pensamos que la atmósfera iba a ser como fue. La verdad es que fue muy especial jugar aquí en Río", dice Scola con la misma parsimonia con la que engaña rivales antes de lanzar el ganchito infalible de otros tiempos y muy rendidor ahora.
De regreso al presente, el capitán confirma su continuidad en la selección y vuelve a hablar de la despedida de Ginóbili que, por supuesto, va acompañada del adiós de Nocioni. Chapu no tuvo esta vez la claridad que generalmente ofrece para tirar de tres sobre todo desde el ángulo de la cancha. Se le ocurrió retirarse el mismo día que Ginóbili. Y al capitán se lo hace hablar de Manu, el homenaje al gladiador de Gálvez, para quien Ginóbili pidió una estatua tras la victoria ante Brasil, se hará en otro momento. Se le piden miles y miles de disculpas a Chapu, pero justo ir a retirarse de la selección el mismo día que Ginóbili. Scola vuelve sobre Manu.
"Es evidente que significa muchísimo, nadie hizo en el básquet nuestro lo que hizo él todos estos años, pero la realidad es que el básquet es más grande que cualquier jugador, incluso Manu. El básquet sigue y en el próximo torneo tenemos que volver a jugar. Otros jugadores muy buenos se retiraron de otros muy buenos equipos y el básquet siguió. Y eso es lo que nosotros tenemos que aprender como selección nacional. Hemos perdido jugadores a lo largo del camino y vamos a perder otros y el básquet va a seguir. Le pasó a Yugoeslavia cuando era Yugoeslavia, le pasó a España. A un montón de equipos, a Croacia, a Lituania. Todos los equipos pierden jugadores y siguen adelante. Y eso tenemos que hacer a pesar de que el que se va es Manu", reflexiona el capitán que claramente pide continuidad de los procesos más allá de los nombres.
"Yo voy a seguir jugando —dice Scola— y un día no voy a jugar más y el básquet va a seguir. Pasamos páginas. Te lo digo yo que tengo plena conciencia de lo que significa Manu para el básquet nacional".
El pivot porteño no le escapa al fanatismo del periodista cuando le compara los últimos de la selección con una película. Es probable que él piense lo mismo.
"Es raro, es un momento en el que por ahí estás más viejo y mirás para atrás y te acordás de todas las cosas que pasaron al principio. En el 99 nuestro sueño era jugar un Juego Olímpico, clasificar a un Juego Olímpico. No hablábamos de un grupo mejor, del cruce, de las medallas, nada de eso. Y mirá cómo estamos. Acabamos de terminar el cuarto Juego Olímpico con muchas cosas en el medio, tiene un poco de eso, es un poco cinematográfico".
Para el final queda el análisis de su actuación y la del conjunto. Por supuesto, la respuesta no será ni protocolar ni conveniente, simplemente una descripción de la realidad. Primero el rendimiento individual. "Mi actuación fue buena, lo máximo que pude conseguir. Tuve torneos mejores y peores. Fue lo máximo que pude conseguir, dejé todo y esa es la medida: no me quedó nada por dar".
Y ahora el de conjunto: "El equipo hizo un buen torneo, estoy seguro. Dimos todo, llegamos a lo máximo posible y vivimos con ese resultado, lo valoramos. Tenemos la cabeza en alto, estamos tranquilos. Hubo otros torneos en los que dimos todo y llegamos al máximo posible de rendimiento, igual que acá y conseguimos medallas, incluso campeonatos. Hoy, nuestra realidad al máximo de nuestro rendimiento nos pone en cuartos de final y aceptamos eso y lo valoramos".
Firmado: Luis Scola, capitán de la selección argentina de básquet desde 2006.