Apenas es un pichón. Pero ya desplegó las alas con enorme autoridad que imponen hasta al más valiente. Luciano Ferreyra destiló potrero en cancha de Unión. Eclipsó al mundo Central en un abrir y cerrar de ojos. El pibe de 18 años parece tener claro en qué modo andar en la elite. No en vano mostró gambetas y picardía en su estreno. Esas mismas que, según relató con orgullo, aprendió en su pago: Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco. “Siempre quise ser futbolista”, disparó de entrada en el diálogo con Ovación. Pero Pupi juega también a la pelota por una noble causa interna. “Mi familia me motiva más a hacer una gran carrera y a darle una vida mejor porque varias veces nos faltó un plato de comida en casa”, confesó desde las entrañas de la humildad y sinceridad. Y en eso transita con pasión y dedicación este juvenil delantero que busca además la consagración en el profesionalismo.
Felicidad y poco sueño
“Todavía estoy contento por mi debut. Además de estar en el plantel profesional después de varios meses de estar parado, es una alegría enorme haber jugado en la primera de Central”, graficó Ferreyra luego de haber sido uno de las figuras auriazules en el cotejo triunfal ante Unión el pasado sábado.
Pupi se mostró en la charla con este medio como un chico de 18 años que recién está dando los primeros pasos en el fútbol grande de verdad. Habló tímido. Pero con mucha seguridad. Como la que exhibió en el estadio de 15 de abril.
Claro que dentro de esa pequeña silueta hay sentimientos que florecieron cuando se enteró que jugaba de titular. “La noche anterior al partido no pude dormir tanto. Estaba ansioso. Pero cuando entré al estadio y vi que la cancha estaba hermosa se me pasó todo”, expresó el atacante.
También es verdad que a la hora de la acción se destapó con enjundia, pese a que quienes lo tienen muy bien registrado afirmaron que aún no dio lo que realmente puede ofrecer. Las expectativas sobre su proyección a corto plazo es considerada realmente seductora y tentadora.
De Chaco al canalla
La historia de Ferreyra en Central data desde hace siete años. “Primero fui a una prueba a Villa Constitución. Luego un señor llamado de Jorge Bianco, que representaba a la Academia Ernesto Duchini, me consiguió una prueba en Central”, narró el joven atacante canalla.
Una vez que hizo pie en la ciudad deportiva, quien dio el okey para que lo ficharan fue Daniel Teglia. Y así fue que después solito comenzó a escribir sus propias páginas con tinta auriazul.
“De entrada me dieron alojamiento en el hotel del predio. Arranqué en décima división de la Rosarina. Y al año siguiente ya empecé a jugar en AFA”, deslizó este punta que el año pasado firmó el primer contrato profesional, mientras participaba de la 6ª división. “Ese fue otro gran paso a nivel personal”, contó.
Ayuda a que no falte el pan
Siendo profesional le permite de contar regularmente con un dinero, que por el momento es poco para los números que genera la industria del fútbol, para ayudar a sus padres y hermanos que siguen su vida en Chaco.
“Con esa plata que gano ayudo mucho a mi familia. Es como que ahora no tienen que preocuparse mucho por el tema de comer o poder comprar. Para mí es fundamental ayudar a mis padres y hermanos”, destacó con la voz fina, quizá de la emoción que lo envolvió en ese momento y no quiso claudicar ante ciertos recuerdos.
Porque, según argumentó Luciano, “mi familia me motiva más a hacer una gran carrera y a darle una vida mejor. Porque varias veces faltó un plato de comida en casa”. Está claro que Pupi juega por amor a la pelota. Pero también por la imperiosa necesidad de contener a los suyos.
Este chaqueño es un atrevido con la redonda bajo la suela. Pero todo muy educado e inteligente fuera de un rectángulo de juego. “El respecto me lo inculcaron en casa. Hay que ser humilde y aprender a escuchar a los demás”, tiró.
De selección y campeón
Pupi integró selecciones juveniles Sub 17 de Argentina y se consagró campeón del Sudamericano 2019 jugado en Perú. El plus es que fue muy bien considerado por Pablo Aimar. El Payaso era el DT de esa camada que dio cátedra en suelo incaico.
Otro punto saliente es que su juego destelló además a Lionel Scaloni. El entrenador lo sumó como sparring del representativo mayor en la Copa América Brasil 2019. “Todo eso que viví en la selección me sirvió mucho, además de que fue una enorme felicidad jugar con la celeste y blanca porque de chiquito soñé con poder jugar en la selección”, describió el menor de los cuatro hermanos Ferreyra.
Con respecto a su apodo, solo dijo como sorprendido: “Me pusieron Pupi en mi casa, no sé porqué, y quedó”, puntualizó antes de bucear en el gran debut que tuvo en cancha de Unión y generó una catarata de elogios.
Trabajaba para estar ante Unión
“No sé si esperaba jugar ante Unión. Pero de lo que sí estoy seguro es que entrenaba duro para tener una oportunidad. Por suerte se me dio en Santa Fe”, comenzó expresando Luciano, quien cuando regresó de Chaco “tuve que hacer cuarentena antes de presentarme a entrenar porque venía de otra provincia. Lo loco es que cuando fui a mi casa también tuve que hacerla”.
Hoy esta gran promesa del vivero canalla vive en un departamento “junto a mi papá porque dejé el hotel de la ciudad deportiva y era todo nuevo para mí. Pero casi que ya vivo solo”, confió.
Con respecto al cambio que representó jugar en reserva y primera, Pupi no dudó en resaltar que “lo que más noté es la intensidad, el ritmo de juego y precisión que hay que tener al dar los pases. Esto es otra cosa, al menos noté eso”.