Es histórico. Es un hito que quedará marcado a fuego. Y digo es y no fue porque el triunfo conseguido por Los Pumas ante los All Blacks (25-15) en el Bankwest Stadium de Sídney entró en la inmortalidad, en la galería de los grandes momentos del seleccionado argentino, comparable con la victoria ante Australia en Brisbane, en 1983; o la conseguida ante Sudáfrica (como Sudamérica XV en 1982 en Bloemfontaine o como Pumas en Durban en 2015; los triunfos ante Francia en el Mundial 2007 o ante Inglaterra en 2006 en el mítico estadio de Twickenham.
Pero este resultado tuvo además un condimento, un sabor especial. Con esta bolilla, Los Pumas cantaron “cartón lleno” y ya no hay potencia que alguna vez no haya sucumbido ante el seleccionado argentino. El ribete de histórico es porque pudieron sacarse el estigma de no poder vencer a los All Blacks e imponerse por primera vez en la historia. El mejor resultado hasta el sábado había sido un empate conseguido en la cancha de Ferro en 1985, con todos los puntos señalados por el legendario Hugo Porta. Pero esa igualdad quedó sepultada como también el récord que ostentaba el apertura de Banco Nación de ser el Puma que más puntos le señaló a los All Blacks, puesto que en la madrugada argentina de ayer, Nicolás Sánchez lo despedazó marcando los 25 puntos de la victoria albiceleste.
No hay que olvidarse de que, para poder festejar, Los Pumas tuvieron que recorrer un largo camino lleno de enormes contratiempos y dificultades.
Llegaron con poco rodaje y sin tanto ritmo de juego, que era lo que más preocupaba. Pero contra todos los pronósticos, luego de meses de entrenamientos poco ortodoxos y con planteles divididos por cuarentena, el equipo fue uno y floreció la mística puma.
Fue el primer partido oficial que jugaron Los Pumas después del Mundial de Japón en 2019 y ese no es un dato menor ya que tanto tiempo sin jugar los ponía en desigualdad de condiciones. Además la mayoría de sus hombres se vieron privados de tener más competencia al no disputarse el Súper Rugby, algo que ensalza más la epopeya de Sídney. Pero con mucha garra patearon el tablero en un partido consagratorio. Porque enfrente no tuvieron a cualquier equipo. Eran los All Blacks, dueños de la Bledisloe Cup y de una maquinaria que los hace únicos, y que llegaba mucho mejor preparado, con actividad del Super Rugby Aotearoa y cuatro test ante los Wallabies. A diferencia de otras veces no hubo ese temor reverencial y la valentía colectiva, sumado a los excelentes rendimientos individuales, corporizaron la victoria.
Ganó el plantel, los que entraron y los que, por distintas razones, no pudieron hacerlo, porque el esfuerzo fue colectivo. Destacar alguno sobre otro sería injusto. Ayer fueron tan importantes, la patadas de Sánchez, como la pelota recuperada por Matera cuando los All Blacks se venían para dar vuelta la historia, o los innumerables tackles de Santiago Chocobares en el centro de la cancha (el de Rufino tuvo un debut estelar poniendo un cerrojo en su sector) o los de Marcos Kremer pegadito a las formaciones, y las corridas de Juan Imhoff, Delguy por las puntas. Todos aportaron lo suyo para consumar la victoria y hacer que las diferencias que se marcaron en la previa no existieran en los ochenta minutos. Los Pumas jugaron el partido perfecto ante un rival que se lo notó incómodo e impreciso.
En un contexto adverso y con una entrega titánica, ayer se logró un objetivo. Porque Los Pumas son así, se agrandan en las más difíciles. No obstante no hay que tomar esta victoria como un hecho aislado. Hace mucho tiempo que el rugby argentino está trabajando para crecer y para que Los Pumas jueguen mejor al rugby. En las primeras horas del sábado dieron una muestra de que el camino es el correcto, pero sólo eso: todavía falta, y mucho. Este resultado, diez años atrás era impensado, una locura, algo que no estaba en los planes de nadie; pero desde entonces hasta hoy el rugby argentino se desarrolló de una manera tan espectacular con el trabajo de mucha gente de manera silenciosa que el fruto cayó por su propio peso y logró el desahogo de muchas generaciones que quedaron en la puerta.
Los Pumas escribieron una de las páginas más brillantes de su historia al ganarle a los All Blacks regalando otro momento cumbre no sólo para el rugby sino para todo el deporte argentino. Salud Pumas!