Los entretelones de Di María en Central: las lágrimas y una emoción enorme ante un sueño gigante

El regreso del gran refuerzo de Central, paso a paso. En la conferencia de prensa en el Gigante, Di María aguantó apenas 22 palabras antes de romper en llanto.

Lunes 07 de Julio de 2025

Las lágrimas lo dijeron todo. Fueron el fiel reflejo del momento de emoción extrema que se vivió en el mediodía de este lunes 7 de julio que quedará guardado en la memoria de todos los hinchas de Central. Quedará clavado con un pinche en el almanaque como el día del regreso del jugador de mayor trascendencia internacional que haya surgido de las entrañas de Arroyito, el campeón del mundo y dos veces campeón de América: Ángel Di María. Y esas lágrimas no fueron (tampoco lo parecieron) en vano. Fueron parte intrínseca de ese sentimiento que Fideo tiene por este club con que quiere "ser campeón" Así como se lee. "Es lo único que me falta", tiró Fideo en el inicio de la conferencia de prensa.

Se esperaba una jornada donde la emoción hiciera de las suyas, que gambeteara absolutamente a todos, incluso hasta a los más "duros". Por eso fue demasiado sencillo entender esas lágrimas de Angelito que demoraron la nada misma en surcar su rostro. Fueron unos poquitos segundos después de sentarse enfrente a la catarata de medios de comunicación que lo aguardaban.

Puede parecer un detalle insignificante, pero en realidad no lo es. ¿Alguien se preguntó o reparó en el dato de cuántas palabras dijo Di María antes de soltar las primeras lágrimas?. Fueron apenas 22. "Estas cosas no me gustan, ¿es mejor una pelota no? Es mucho más fácil. Pero bueno, muchas gracias por estar acá, es..." y de inmediato la sensación de que no iba a poder seguir hablando sin largarse a llorar. Intentó tomarse una fracción de segundo, comenzó a tocarse el rostro con ambas manos, a rascarse el cuello para ver si podía pilotear el momento, pero no hubo caso. Fue la primera vez que rompió en llanto.

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De las lágrimas a las palabras de Di María

"¡Grande Fideo!" "¡Esta es tu casa!" fueron algunas de las bociferaciones de algunos de los presentes, que ayudaron para contrarrestar el emotivo momento y, por supuesto, para que el gran actor de esta película tuviera unos segundos de respiro y pueda sentirse emocionalmente recuperado. Lo logró. Sobre todo después de lo que fue la aparición en escena de Federico Lusshenhoff, el director deportivo del club.

La misma emoción fue la que vivió cuando el conductor de la ceremonia (el periodista Sebastián Vignolo, de ESPN) anunció el video que el club le había preparado especialmente, que se inició con la imagen de una mamá llevando en bicicleta a su hijito con la camiseta de Central y que después de muchas imágenes de Fideo con la camiseta de la selección argentina, terminó con esa misma bicicleta frenando en el portón de ingreso al playón de estacionamiento del Gigante de Arroyito y el chiquilín entrando corriendo al estadio.

Y así fueron apareciendo los momentos donde las lágrimas de Di María afloraban sin solución de continuidad. Es más, hasta en un momento fue el propio futbolista quien dijo "bueno, me quieren hacer volver a llorar", después de una pregunta en la que le mencionaron a Pía y Mía, sus hijas del alma, que siguieron toda la presentación desde la primera fila, acompañadas por su mamá, Jorgelina Cardoso.

Con ellas tres caminó Di María los pocos más de 10 metros que separaban la puerta de ingreso al salón Centenario, donde ya todos esperaban hasta la mesa donde debía sentarse para hablar en conferencia. Y a esas tres personas las nombró una y mil veces. Son, junto a muchas otras seguramente, a las que le encantaría hacerles vivir eso que, cree, le falta vivir en el fútbol.

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El sueño ahora por alcanzar

Porque si se cumple lo que Fideo Di María tiene en mente, sin dudas volverá a llorar. Angelito no dudó en afirmar que "me falta ser campeón con Central". Fue, a todas luces, uno de los grandes títulos que dejó la conferencia el futbolista que ganó todo y un poco más, que tocó el cielo con las manos con la selección argentina y que jugó nada menos que en Benfica, Real Madrid, Manchester United, PSG y Juventus. Pero siente que "todo eso que logré y todo lo que gané no se equipara en nada a esto que estoy viviendo ahora".

La jornada de este miércoles no fue una más. Lo que se respiraba en Arroyito era emoción y mucha adrenalina porque el refuerzo que se estaba a punto de presentar no era uno más, era ese Ángel Di María que estuvo muy cerca de venir hace un año y que por la historia ya súper conocida por todos no pudo hacerlo. Sobre eso también hizo referencia, pero prefirió no explayarse demasiado porque lo consideró como algo que "ya quedó atrás".

Frente a semejante expectativa, desde el club (quizá consensuado con el propio Di María) se decidió no abrir las puertas del Gigante para que los hinchas pudieran darle la bienvenida. Todo fue armado pura y exclusivamente para la prensa, dirigentes y allegados, incluso con la contratación de una productora de Buenos Aires, que fue la que generó el contenido de la conferencia.

Los hinchas y la prensa que lo esperaron

Igual fue imposible impedir que un nutrido grupo de simpatizantes se apostaran desde temprano por avenida Avellaneda, frente a la puerta 7 (la del playón), haciendo que por momentos se viera dificultado el tránsito. Muchos quisieron vivir el momento de ver a Angelito, aunque sea pasando con su auto, antes del sábado próximo, que será el día en que Fideo y los hinchas canallas volverán a estar frente a frente, después de esos largos 18 años de Angelito deambulando por el mundo.

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La expectativa que se vivía allá afuera del Gigante encontraba correlato con lo que minutos más tarde sucedería adentro, en un salón Centenario donde los protocolos ganaron la escena. Los 80 medios acreditados (hubo presencia de medios de Brasil, Francia y Arabia Saudita) y más de 300 trabajadores de prensa que esperaban para cumplir su trabajo. Cada uno tenía su lugar asignado y sólo 15 de ellos a la espera de poder realizar una pregunta.

Minutos antes de las 13 desde el departamento de prensa de club se informó que la conferencia se iba a retrasar unos 15 minutos, por eso recién a las 13.18 Jota Sánchez (así se lo conoce en el mundo Central) informó que estaba ya "todo listo" para el inicio de la ceremonia.

Mientras eso sucedía hicieron su aparición en el salón Centenario el entrenador Ariel Holan y el capitán Jorge Broun, recién llegados de Arroyo Seco. Se sentaron en una de las primeras filas, no sin antes cruzar alguna que otra broma con el presidente Gonzalo Belloso, quien tenía a su lado a la vicepresidenta Carolina Cristinziano y al presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol, Mario Giammaría. El resto de los integrantes de la comisión directiva, más algunos allegados se ubicaron en el fondo.

La aparición más esperada

A las 13.25 Di María ingresó al salón, acompañado de su esposa Jorgelina y ss hijas Mía y Pía. Y de ahí en más, el momento de esa emoción tempranera, las lágrimas de Fideo, el video de presentación y las respuestas a las 15 preguntas ya estipuladas. Pero faltaba el otro gran momento del día, el de la salida al césped del Gigante, donde Di María se siente muchísimo más a gusto.

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Se levantó de la mesa a las 13.55, abrazó a Jorgelina, Mía y Pía y junto a ellas recorrió el largo del salón para irse al vestuario, desde donde se dirigió al campo de juego, en lo que fue, seguramente, un augurio y una vivencia anticipada de lo que ocurrirá el sábado por la tarde, cuando Central debute, en el Gigante, frente a Godoy Cruz de Mendoza.

Apenas dos minutos más tarde, la figura de Fideo (también las de su esposa e hijas) aparecieron por el túnel y se internaron el césped del Gigante. Unos poquitos metros ya dentro del campo caminó Di María antes de detener su marcha, abrazar y besar a su esposa. Es que ya en la conferencia de prensa Angelito había resaltado que la vuelta a Central era una "cuestión familiar" porque "mi esposa es más hincha de Central que yo".

Con Jorgelina, Pía y Mía

Ya adentro de la cancha, Mía y Pía hicieron de las suyas, se alejaron de sus padres y, camiseta en mano, comenzaron a correr de aquí para allá, todo mientras su papá cumplía con algunos pasos obligados. El más importante, por supuesto, sacarse la remera y el buzo que tenía puesto para ponerse la camiseta de Central, con la que posó para las fotos.

Allí fue cuando comenzó el trabajo de camarógrafos y reporteros gráficos, a quienes se les había prohibido el ingreso a la conferencia de prensa. "¡Acá Fideo!", "¡Más atrás!", "¡Para este lado!" "¡Hacé un corazón, por favor!". Algunos de los tantos pedidos de ese sector de los trabajadores de prensa que no querían perderse ni el más mínimo detalle.

Una entrevista en exclusiva con la señal deportiva de Buenos Aires, una charla con algunos de los integrantes del departamento de prensa canalla y el pedido nuevamente de camarógrafos y reporteros gráficos para que tome una de las pelotas que había en el campo de juego, a lo que Di María aceptó, pero frente al pedido de "algunos jueguitos", Fideo respondió: "Eso el sábado".

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No fue un día más en la vida de Central. Fue el día en que el jugador de mayor trascendencia internacional surgido del club volvió al lugar que más sentimientos le movilizan. El sábado la locura será total, pero este lunes quedará guardado en la historia. Fue el día de la vuelta de Di María a Central, con lágrimas de por medio y un sueño gigante.