Demasiada agua corrió debajo del puente después de la agresión de la que fue víctima el entrenador de Tigre, Gustavo Alfaro, en el partido del sábado pasado y que desembocó en la suspensión del Gigante de Arroyito por una fecha, motivo por el cual Rosario Central deberá jugar el próximo encuentro de local (por la quinta fecha, frente a Temperley) sin público. Aceptada la sanción y tomada por varios miembros de comisión directiva como inmodificable, lo que se viene de aquí en más es una estrategia para impedir que el tribunal de disciplina de la AFA aumente la pena hacia el club de Arroyito con amonestaciones o multa económica. A esa conclusión se llegó en la tarde de ayer luego de la reunión de la dirigencia en la sede de calle Mitre. Desde hoy correrán los cinco días vista que le fueron otorgados al club para hacer el descargo y en eso se trabajará.
Lo que se busca a partir de ahora es impedir que el club tenga “doble sanción”, según apuntó Carloni en diálogo con Ovación, ya que la pena de jugar un partido a puertas cerradas ya está establecida. Serán varios días en los que los dirigentes se abocarán a la defensa que consideren más conveniente. La semana que viene, cuando viajen a la reunión de comité ejecutivo, será presentado el descargo correspondiente.
Los detalles finos de la presentación por supuesto por ahora no están, pero incluirían algunas decisiones que serán tomadas para mejorar las condiciones de seguridad en la cancha.
Esta presentación tiene un fin específico: impedir que después de la sanción del comité ejecutivo, el tribunal de disciplina aplique amonestaciones y mucho menos una multa económica. “Ya suficiente daño tenemos con jugar un partido sin público en relación a los perjuicios económicos”, destacó el vicepresidente segundo canalla.
Esta estrategia que se tomará, por supuesto tiene como sustento lo ocurrido el martes, cuando después de una reunión en la Gobernación de Santa Fe con los responsables del área de seguridad de la provincia en la que Central fue notificado de la suspensión de la platea baja de Cordiviola y un par de horas después apareció el contundente dictamen del comité ejecutivo de la AFA de que el Canalla debía jugar su próximo partido de local sin público. Eso fue tomado como “una desprolijidad ya que en el mismo día tuvimos dos sanciones y de dos entidades diferentes, tal vez por la falta de comunicación entre ambas partes”.
La sensación que hay por estos días en Central es que la pena impuesta por parte de la AFA en cierta medida se esperaba. “Nadie habla de si la misma es justa o injusta porque sabíamos que íbamos a ser sancionados, pero sí hablamos de que hubo algún tipo de desprolijidad”, apuntó Carloni. Y agregó: “La sanción que recibimos estaba dentro de los planes, pero entendemos que todos debemos ser medidos con la misma vara y que a partir de ahora suceda lo mismo”.
La postura que manejan hoy en Central es que ya con la multa impuesta por el comité ejecutivo no hay lugar para un nuevo castigo. Y una parte de ese nuevo castigo tiene que ver con las amonestaciones que, se sabe, al llegar a un límite el equipo comenzará a ser desafiliado. A esto apuntará decididamente el descargo.
Tal vez la defensa de Central dé sus frutos, aunque para eso habrá que esperar ya que el tribunal de disciplina seguramente se expedirá el jueves de la próxima semana, pero la estrategia de la dirigencia canalla es clara por estos días. Saben que nada se puede hacer contra la resolución dictaminada por el comité ejecutivo, pero sí se buscará algo de piedad para que el mal no sea mayor.