El tsunami que sacudió el fútbol mundial sigue haciendo olas y parece no tener fin. Mientras ayer salieron a la luz nuevas revelaciones, respecto a los mundiales 1998 y 2010 (ver aparte), los hasta ahora únicos tres argentinos implicados siguen prófugos de la Justicia y son buscados intensamente por Interpol. Uno de ellos, despedido como cabeza de Torneos y Competencias, Alejandro Burzaco, es el único que estaría fuera del país.
Burzaco, junto a Hugo y Mariano Jinkis (padre e hijo), fueron acusados por la Justicia estadounidense de efectuar sobornos a varias asociaciones nacionales (entre ellas la AFA) en nombre de sus empresas, para quedarse con envíos televisivos de competencias internacionales. Y Estados Unidos pidió sus extradicciones, pero los tres se mantienen fugitivos y son buscados por Interpol.
Precisamente, la sospecha es que Burzaco se encuentra oculto en Punta del Este, mientras que no hay indicios de que los Jinkis hayan abandonado el país. En caso de ser detenido cualquiera de ellos fuera de la frontera serán extraditados a Estados Unidos directamente, mientras que si ocurriera en Argentina será el juez federal Claudio Bonadio el que decidirá si son extraditados y en última instancia el Poder Ejecutivo.
En paralelo, el presidente de Boca Daniel Angelici, el de San Lorenzo Matías Lammens y el de Racing Oscar Blanco tomaron más distancia de la conducción de la AFA a cargo de Luis Segura, un grondonista de la primera ola, justo cuando se investiga si el fallecido ex presidente Julio Grondona está implicado en los sobornos. A Angelici le vino como anillo al dedo, ya que se desvió la atención de todo el escándalo por la descalificación de Boca en la Copa Libertadores, mientras que Lammens impulsa a Marcelo Tinelli a la presidencia afista.