Sigue narrando aventuras. Continúa siendo el personaje destacado en un mundo dominado por la magia que destella. Leo Messi es la máxima expresión del capitalismo salvaje en el sistema de los goles. El rosarino hace casi siempre todo sin fisuras. Es tal letal como la frialdad de una espada. Ayer no fue la excepción. Marcó el 2 a 1 parcial para el campeón e invicto Barcelona ante Real Madrid en el abarrotado Camp Nou. Un estadio que anidó el derby ibérico. Ese mismo que mostró distintos brillos a lo largo de la jornada. Y un resultado final que trazó correlato con los méritos que uno y otro tendieron sobre el campo de juego. Un empate 2 a 2 que en realidad le sirvió más al rosarino que al resto de los actores. Porque hilvanó otra conquista mientras se afirma como pichichi de la liga y piensa en cada instante un poquito más en el Mundial de Rusia, donde la nación argentina cruza los dedos para verlo en la cima al final del torneo.
Una nueva presentación en sociedad a todas luces. Otra cita impresionante en la que el pibe surgido de Abanderado Grandoli demostró que no es el mejor, es diferente. Leo apareció de la galera para adelantar a Barcelona cuando estaba en inferioridad numérica.
La Pulga fue la figura que acaparó toda la atención en el derby del planeta fútbol. Lo hizo a puro domingol. Facturó con la sutileza con la que se desempeña habitualmente. Esa misma que oficia de espejo para el resto de los mortales. Messi sigue endiablado y no se cansa de condenar a vivir en un infierno a los rivales cada vez que los encara. Los expone en ciertos casos hasta dejarlos en ridículo.
Si bien ayer se le pelaron los cables con Sergio Ramos cuando el desafío se puso picante, lo cierto es que luego el rosarino volvió a ocuparse de intentar hacer lo que más sabe: travesuras. Sobre todo cuando el equipo exhibía algunas falencias desde lo físico. No obstante, el crack siguió siendo un auténtico problema sin solución para los madridistas, que se llevaron un buen empate (ver página 11).
Los números volvieron además a hacerle una mueca al leproso de ley. Porque engordó la diferencia en la tabla de goleadores (ver aparte) y pinta además para seguir derecho de la mano de su enorme y letal zurda. Es todo un bárbaro del gol.
Cuando Real intentó invadir la aldea culé, apareció el rey de los reyes para poner barrera y ofrendar seguridad con su sola presencia. Todo Barcelona agradecido una vez más. La figura del Enano volvió a ser clave. Esta vez en el derby de la península ibérica, que ayer fue el epicentro en materia futbolística en cada rincón del planeta, en un entretenido 2 a 2.
Claro que para los habitantes de esta parte de la tierra lo más saliente es que el capitán criollo sigue afilando la suela. Mantiene intacto el instinto serial del gol. La ilusión se proyecta a lo que vendrá en poco tiempo más. El Mundial. El mismo donde la esperanza nacional está depositada de lleno en la imagen del pibe surgido de la zona sur.
Será cuestión de que termine la liga española, restan dos fechas, para que Jorge Sampaoli intente blindar a Messi en pos de hacer llegar al equipo bien parado a la Copa del Mundo. Y donde se espera que Leo abrace la consagración.