"Los españoles fueron muy amables y me dijeron que me esperaban pronto". Esto le dijo Ezequiel Avila a Ovación en la primera nota publicada el 27 de enero de 2011, cuando apenas tenía 2 partidos de titular en Tiro Federal y a poco de cumplir los 17. Eso le habían dicho en una prueba en Espanyol pocos meses antes. Tuvieron que pasar 5 años y medio, pero aterrizó en España para jugar en Huesca en julio de 2017, con el que ascendió y jugó en primera división. Para la misma fecha de este año eligió como destino Osasuna y brilló. Le puso Chimy a su juego. Goles importantes hasta llegar a 8, apenas dos menos que el uruguayo Luis Suárez, a cuatro del francés Karim Benzema (Real Madrid) y a cinco de Lionel Messi, nada menos. Sí, mezclado entre ellos quedó en el cierre de 2019 el rosarino. Aquel que surgió de Tiro Federal con un debut a los 16 años en la Primera B Nacional después de jugar en el baby y las inferiores del club de barrio Ludueña. El "Chimy", como lo conocen y conocieron todos, aunque ahora en Pamplona, la ciudad en la que está enclavado el club Osasuna, le dicen el "Comandante", por como festeja sus goles llevándose dos dedos al costado de la frente.
"Muchos pensaron que me podía haber ido a Sevilla, a Getafe o a Leganés, que se interesaron por mí, pero prioricé el bienestar de la familia y estar tranquilo. Para mí eso está por encima del dinero. El dinero es una recompensa que te va a dar Dios más adelante. Primero hay que armar la casa para poder poner el techo", declaró a poco de su llegada al diario español As.
Y en esa frase está encerrada la actualidad del Chimy. El pibe que desde chico aparecía en la redacción de La Capital de la mano de Chiche (Vicente Petisce), el técnico que lo dirigía en el baby fútbol tirolense.
La vida no fue sencilla desde chico para él y la peleó. Tanto que hoy no se asusta por nada y también lo dice: "La vida me golpeó a mí y a mi familia y salí adelante. De la mano de Dios, no me importa enfrentarme a cualquier batalla porque sé que voy a salir ileso".
Su juego mostraba habilidad, técnica, picardía y atrevimiento em aquellos inicios cuando Tito Rebottaro lo puso en la primera tirolense. Entonces no supo afirmarse en el primer equipo. Pero el presidente de Tiro, Carlos Dávola, lo ayudó. Poco después, más asentado en la vida, asomó en la primera división de San Lorenzo. Entonces se veía que su categoría de buen futbolista era real.
En el ciclón jugó poco entre 2015 y mediados de 2017, cuando cruzó el océano rumbo a España. Con Huesca jugó en el ascenso y en primera, en la que el humilde club no se mantuvo, pero el Chimy convirtió 9 goles en la primera mitad del 2019. Se sabía que seguiría en la división superior. Se hablaba de Atlético de Madrid del Cholo Simeone (probable destino luego de junio), Getafe y Leganés. Eligió Osasuna y no le erró.
Con sus 8 goles (reflejados en las imágenes) alcanzó la suma de 17 durante el año calendario. Y con esa cifra también quedó apenas atrás de los 34 de Messi, 27 de Benzema y 19 de Suárez. Con dos más que Griezmann. Y a nivel mundial se ubicó en el puesto 24. Con el detalle que sus goles fueron en los humildes Huescas y Osasuna. Con este último equipo ocupa la posición 12, con un registro de 25 tantos (casi la tercera parte, los 8, fueron de él), cuando Barcelona convirtió 47 y Real Madrid 33.
Obviamente, no sólo son sus goles los que lo proyectaron. El nivel de juego, el compromiso por el equipo (es de los que más corren, al punto que lo calificaron como el segundo más rápido de la liga) y el cariño que le tienen los hinchas de Osasuna lo llevaron a un sitial destacado.
“Soy muy agradecido y al fútbol le debo mucho. Por eso no tengo ningún problema en firmar 200 autógrafos o los que hagan falta. Gracias al fútbol soy quien soy. Cuando jugaba en mi barrio veía a mi ídolo, Juan Román Riquelme, y si yo hoy soy el ídolo de algún pibe, mientras ellos sean felices, yo lo soy. En la sonrisa de cada chico veo la mía de niño”.
En principio, le quedan 6 meses en Osasuna, donde tiene una cláusula de salida de 25 millones de euros y un valor de mercado de 15, cuando al llegar a Huesca su tasación era de apenas 400 mil.
Avila mostró en 2019 un crecimiento parejo, sostenido, con 8 goles de gran nivel, y porque a su juego le puso Chimy.