Juan Martín "Látigo" Coggi está con Lucas Matthysse en Estados Unidos. Integra el equipo de Mario Arano, quien lo incorporó como asesor de todo el grupo de trabajo. Por eso previo al viaje no sorprendió verlo dándole indicaciones a cada uno de los púgiles que entrenaban en el gimnasio de Junín. "Cuando me propusieron este trabajo por mi experiencia internacional, por todo lo que había vivido como boxeador, por mis 17 peleas mundialistas, le dije que me dieran diez minutos para pensarlo y salí para la calle. En ese ratito me puse a pensar lo que me enseñó Zacarías, lo que me transmitió el viejo Sacco, lo que me indicó Walter Gómez, Coco Andrada, la maestría que me regaló Brusa con los quince días en su casa, que fueron inolvidables. El boxeo es mi vida y saqué cosas de cada uno, y me retiré siendo tres veces campeón mundial y peleando por un quinto título, y siendo en 1993 el mejor libra por libra. Y te juro que no sabía todo. Me retiré sin conocer todo, porque muchísimas cosas me quedaron en el tintero, cosas que yo quería hacer y no me salían. Pero al comprobar que mi experiencia es el capital que me dejó el boxeo decidí aceptar para compartirlo. Y aquí estoy, colaborando y transmitiendo lo que sé, y también aprendiendo de ellos, de los que hoy están arriba del ring", contó Látigo en charla con Ovación.
—¿Es muy diferente el boxeo actual al que vos practicaste?
—Mi hijo me dice que yo era en blanco y negro y ahora es color y HD. El boxeo cambió, perdimos mucho desde lo técnico, sacrificamos muchas veces lo más bonito, antes el nocaut era la consecuencia de una sucesión de golpes practicados, estudiados, sustentados en una estrategia, en las cualidades técnicas y tácticas, en un entrenamiento, en un caminar el ring, en cambio ahora hay muchos nocauts que son por las piñas y nada más. Antes había más estilistas. Antes teníamos a Uby Sacco, Gustavo Ballas, Walter Gómez, Saldaño, y varios que sin ser campeones mundiales te llenaban un Luna Park porque sabías que verías un espectáculo boxístico de nivel.
—¿Por qué se perdió la técnica en nuestro boxeo?
— Porque se murieron Zacarías, Gómez, Brusa, Paco Bermúdez, Cirilo Gil está viejito. Y ahora hay una camada de técnicos que nunca pegaron una cachetada. Hay excepciones, por supuesto, que trabajan muy bien y saben de qué se trata esto, acá lo ves al Cuty que es un gran ejemplo, pero no abundan.
—¿Y dónde están aquellos que fueron referentes del boxeo, por qué no están enseñando?
—Porque no hay una política de gobierno que permita capitalizar su sabiduría. Lo que pasa en el boxeo pasa en diferentes deportes y también en otros aspectos de la vida. Sería muy inteligente convocarlos y pagarles un salario para que trabajen en los gimnasios enseñando. Pero hoy los gobernantes sólo dan planes trabajar para que no trabajen. Te mandan el dinero para que te quedes en tu casa y después el puntero te llama para llevarte a los diferentes actos políticos. Dale un sueldo por cuatro horas diarias de trabajo a un ex boxeador y que enseñe en los gimnasios, y vas a ver cómo cambia todo, no sólo el boxeo, en las diferentes profesiones. Acá a los que tienen conocimiento por haber trabajado los tienen con una jubiliación miserable, mientras otros que no trabajaron nunca le pagan para que sigan sin hacerlo. Entonces cómo va a haber boxeadores si no tenés quienes le enseñen bien y además no le pagan un carajo. Y como técnico no le podés sacar el 30 por ciento a un chico que apenas le dan 200 pesos para que suba a combatir 4 rounds. Yo estoy yendo a Catamarca para ver si podemos formar boxeadores y la verdad que es muy complicado, porque ni siquiera tienen un espacio para entrenar. Si los gobiernos construyeran polideportivos para que los chicos puedan practicar al menos ya le estarían dando una esperanza deportiva a varios jóvenes que están amenazados diariamente por las miserias sociales.
—¿Cómo lo ves a Matthysse para el sábado?
—Muy bien, está muy bien. Hablamos mucho con Cuty y se armó una estrategia que ojalá pueda cumplir.
—¿Es complicado ponerse de acuerdo en un equipo de boxeo?
—No, hay mucho respeto, mucha dedicación y unidad. Hay un gran clima de trabajo. Acá hay equipo.