El punto más alto en el rendimiento de ayer de la selección argentina en Melbourne, en la victoria 1 a 0 ante Brasil, fue el rosarino Angel Di María. Angelito, que arrancó como volante adelantado por izquierda, hizo un surco por su sector, en especial en el primer tiempo, y generó más de un dolor de cabeza en el área brasileña. Volvió a ser el extremo punzante que todo equipo quiere tener de su lado y esta es una gran noticia para el naciente ciclo de Jorge Sampaoli. Claro que la deuda estuvo en su coterráneo, porque Lionel Messi fue el gran ausente del derby sudamericano.
Di María arrancó hecho un demonio por la izquierda. En la etapa inicial cada vez que aceleró pasó a sus marcadores y desniveló. Incluso estuvo muy cerca de abrir el marcador. A los 5 minutos, Paulo Dybala lanzó la pelota al vacío para la entrada a la carrera de Angelito, que controló el balón y sacó un terrible tiro que devolvió el caño derecho. Pudo estampar el primero del clásico.
Además Di María lanzó desde la izquierda con maestría el centro que cabeceó Nicolás Otamendi al palo y luego tomó el rebote Mercado para anotar lo que fue el único grito del cotejo ante Brasil.
En el segundo tiempo Angelito además le dio una gran mano al equipo en el retroceso y nunca bajó la intensidad a la hora de marcar a los rivales. Por eso volvió a tener nivel de titular indiscutido en la selección. Seguro que mucho tuvo que ver la confianza que le otorgó Jorge Sampaoli en su gran nivel de ayer en el clásico.
Por su parte, no fue bueno el partido de Messi. Arrancó como una especie de enganche por derecha, compartiendo la función con Dybala. Pero ambos, con pocos espacios, se neutralizaron mutuamente entre los volantes brasileños. El lugar que ocupe Messi en la cancha será un tema que deberá pensar con detenimiento Sampaoli de cara al futuro, en especial para cuando se reanuden las eliminatorias.
Mientras que el otro rosarino, Ever Banega, tuvo buenas y malas. Porque entregó algunas pelotas fantásticas, pero también en varias oportunidades lo comieron desde atrás y le quitaron la pelota en la salida. Igual es un jugador que puede entregar mucho más y Sampaoli lo tiene muy en cuenta.
Está claro que Jorge Sampaoli tiene mucho trabajo por delante. Para que el equipo tome la mayor parte del partido la postura de prepotencia táctica que él pretende. En la que Di María, Messi y el propio Banega pueden ser vitales en esta estructura. Ayer Angelito demostró que está en gran nivel y celebró a través de las redes sociales con la frase: "Buen triunfo, vamos Argentina".
Hubo señales positivas
Con señales positivas de cara al futuro inmediato, pero sin demasiado brillo, el seleccionado argentino le ganó ayer por 1-0 a su par de Brasil en Melbourne, Australia, en el debut de Jorge Sampaoli como DT.
El gol que Gabriel Mercado anotó a los 44 minutos del primer tiempo marcó la única diferencia entre un equipo argentino que mostró una versión ambiciosa en el capítulo inicial y otra un tanto más conservadora en el complemento, y un conjunto brasileño que, sin Neymar, se quedó sin un invicto de nueve juegos.
Ambos equipos salieron al campo de juego del estadio Melbourne Cricket Ground con la premisa de ejercer una presión alta e impedir la salida prolija de su rival.
Argentina propuso hacerlo de manera constante y allí estuvo una de sus principales virtudes, porque durante varios pasajes consiguió ahogar a su rival, apoyándose en el compromiso de todos sus intérpretes para recuperar el balón.
Brasil, por su parte, prefirió elegir los momentos adecuados para apretar al conjunto de Sampaoli en la salida, y acentuar su atención sobre Lionel Messi y Paulo Dybala, ambos con poca gravitación.
En el final de la etapa inicial Argentina encontró el gol. Mercado estuvo en el momento preciso y en el lugar indicado para anotar.
Sampaoli decidió salir a jugar el complemento sin una referencia de área. Brasil fue al frente y estuvo muy cerca de torcer la historia. Argentina se replegó y sufrió hasta el final.