Por Sergio Faletto
El seleccionado argentino transita en 2018 una profunda crisis de orfandad de planificación futbolística, y en esto nada tienen que ver los entrenadores y jugadores, sino la ausencia total del compromiso dirigencial para establecer y respaldar el desarrollo de un proyecto deportivo globlal, en el que se privilegie la representación del país por sobre los intereses sectoriales.
No es casualidad que entrenadores de probada jerarquía eviten asumir el prestigioso rol de dirigir a la selección argentina. Es que ellos saben que en este contexto configurado por los actuales dirigentes es dilapidar el respeto profesional adquirido, ya que Tapia y sus muchachos no ofrecen garantía de calidad. Ni seriedad.
Hace unos días, Gerardo Martino le confió al periodista Daniel Arcucci que desde su paso como entrenador albiceleste hasta ahora la realidad se observa peor. "Básicamente creo que no cambió la situación de la selección. Desde lejos, se nota peor", sostuvo el Tata, quien el mes que viene sería presentado como el técnico del seleccionado de México.
La selección argentina mañana juega en Mendoza el segundo amistoso ante los aztecas por fecha Fifa, tras el primero que disputó en Córdoba y donde debieron rebajar un cincuenta por ciento el precio de las entradas para intentar mostrar un marco de público más acorde. Todavía no entienden que cuando se obra a espaldas de la gente, el resultado es la indiferencia.
Con este partido en suelo cuyano el prolongado interinato de Lionel Scaloni como técnico albiceleste llega a su fin. Su tarea dejará una amplia base de datos por tantas convocatorias y evaluaciones. Y si bien nadie ofrece una certeza, resultaría paradójico que un entrenador sin rodaje sea ratificado para conducir a la Argentina cuando hay tantos técnicos con experiencia más sustentable.
Pero todo puede suceder con esta AFA. Porque priorizan la conveniencia por sobre lo trascendente, porque por esencia enroscan en lugar de proyectar, porque les interesa perdurar por sobre gestionar, porque compran lealtades en vez de articular capacidades. Y porque en definitiva viven del fútbol, aprovechándose de la pasión de la gente.