La barrida que Nalbandian venía de darle a Baker hizo que Agustín Calleri (41º) saliera a jugar más
relajado, pero con la obligación de cumplir con su parte ante un jugador también endeble para las
exigencias que impone la Davis. Tan tranquilo jugó el Gordo, tan sencillo le resultó, que su paliza
sobre Alex Bogdanovic (188º) resultó más abrumadora que la que había brindado su coterráneo, pese
que le llevó cinco minutos más. Fue un 6/3, 6/1 y 6/1.
Calleri arrancó sólido, con un quiebre en el segundo game, pero Bogdanovic pagó con la misma
moneda en el game siguiente. ¿Partido chivo? En absoluto, pese a la paridad que se vio hasta el
final del primer set. Es que cuando el cordobés volvió a romper el saque de su rival para ponerse
5/3 arriba las ilusiones británicas se hicieron añicos.
De allí hasta el final del partido, el Gordo no le dio respiro a Bogdanovic. Lo presionó
desde el fondo metiéndole mucho peso a sus tiros y lo castigó una y otra vez con su saque.
Fue por eso que el riocuartense se soltó cada vez más, sin sufrir complicaciones por el hecho
de enfrentar a un jugador zurdo (siempre cuesta).
A esa altura la poca presión que podía sentir por la inferioridad de su rival ya era parte
del pasado. Es que su juego iba mucho más allá que cualquier sensación de apremio. La única
sensación presente en el Parque Roca, la más fuerte, era que Calleri iba camino a rubricar el
segundo punto de la jornada. Y nada menos que con otra paliza. l