No es más que una confirmación de cómo vienen actuando en los últimos tiempos. Una muestra de inteligencia para defender los bienes comunes, para proteger los mismos intereses, y que hablan de un síntoma de madurez que va más allá de la eterna disputa de los colores, que nunca debe ir más allá de lo deportivo. El martes a la noche circuló rápido por Twitter una foto que es toda una postal de los tiempos que corren en el fútbol argentino y que seguramente traerá cambios importantes en el futuro inmediato. Una larga mesa con Chiqui Tapia, el presidente de la AFA, a la cabeza y varios dirigentes de los clubes de primera a su alrededor, fue una ostentación de por dónde pasa el poder hoy. Y apenas separados por una silla de por medio se los vio a los vicepresidentes de Central y Newell’s, Ricardo Carloni y Cristian D’Amico, juntos. No es casualidad. Hace rato que las dos dirigencias enfilan por los mismos lugares, pelean por los mismos repartos y trabajan juntas en cuestiones que les son comunes. Más allá de cargos que ocuparon por separado en AFA y Superliga, no sacaron los pies del plato de las conveniencias que los unen indefectiblemente fronteras afuera de Rosario. La imagen, con sonrisas incluidas, al cabo no fue más que muestra de inteligencia.