Como en toda despedida, hay abrazos, sonrisas, alguna que otra lágrima, pública o no. Hay sentimientos que afloran, emoción. También tristeza. Por lo que fue y lo que no pudo ser. Por lo que ya no será. Newell's cerró un ciclo. Deportivo, con dolores a cuestas. Con una ilusión alimentada desde el escepticismo pero que de tanto crecer hasta tocó el cielo con las manos. Y que al son del realismo mágico de su embrujo, la lógica al fin le quitó el término "mágico". No fue título, como era posible hasta la Bombonera, fecha 25ª. Ni Copa Libertadores, como hasta la fecha pasada. Fue una buena clasificación a la Copa Sudamericana, al cabo y pese a todo, un consuelo al sueño edificado sobre tres pilares, de los cuales ayer dos dieron las hurras y el tercero está en veremos. El 0-2 ante el Godoy Cruz de Lucas Bernardi (justo él, para condimentar más el momento emotivo) quedará para la estadística y para el adiós, quizás definitivo, quién puede saberlo, de Ignacio Scocco y Mauro Formica, pero sobre todo del primero. El del bicampeón, verdadero ídolo y que fue el gran foco de atención porque hace horas se confirmó su partida y de hecho lo hizo él luego del partido. Habrá que esperar por la decisión del otro ídolo máximo: Maxi Rodríguez. Uno reemplazó al otro. Quizás un símbolo del que se fue y el que puede quedarse.
Un Coloso de día martes, laborable, no estuvo como en las mejores galas. La desilusión fue grande porque se pudo ir por todo con Diego Osella al mando y la Sudamericana no completó ese apetito de gloria. Pero primó sobre todo el reconocimiento, porque al fin los muchos que en la tarde-noche del parque Independencia aplaudieron con el corazón a los que se fueron, a los que pueden quedarse, y también a los pibes que fueron como nunca mayoría, siempre supieron que este equipo corrió con mucho esfuerzo sus propios limites, los futbolísticos y los de un contexto que los sumergió en la angustia económica. Que tuvo en el tridente Fiera-Gato-Nacho la gran razón de su existir. Y que anoche no se privaron de dejar todo, pese a que Scocco ya sacó pasaje a Núñez, a que Formica lo esperan en julio en México y a que Maxi Rodríguez se sentó en el banco pese a la gripe que lo viene aquejando, para entrar luego por Nacho.
La partida de Formica ya se sabía hace bastante (ver página 4). A la Fiera le seguirán prendiendo velas. El hecho sobresaliente de anoche fue el adiós de Scocco, el único bicampeón de ellos. Y así lo entendió la tribuna, cuando en el minuto 32, justo en honor a su eterna camiseta de los mejores días en Newell's, estalló en un "Nachooooo, Nachooo" interminable que el aludido agradeció manos en alto en pleno córner en contra. Lejos de jugar para cumplir, exprimió hasta último momento la sensación de jugar por última vez con la camiseta pegada a la piel. La transpiró como nunca. O como siempre, pero le fue difícil jugarlo.
El cierre mereció un mejor final para Scocco. Debió ser gol esa última jugada a los 17' del complemento, justo cuando ya estaba listo el cartel luminoso para ser reemplazado como había consensuado con Juan Pablo Vojvoda. Pero el balón que le vino al pie derecho como la abeja a la miel, se fue por arriba del travesaño, entre el "uuuhhhhhh" de la tribuna y sus propios insultos, porque sabía que no habría revancha. Inmediatamente, el que ingresó por él fue nada menos que Maxi Rodríguez. Esa foto será la que quiere quedarse el hincha leproso en las retinas. Que la resignación por la partida del goleador se compense con la continuidad del mayor de los emblemas, cuyo contrato de 5 años firmado con Guillermo Lorente se le vence el viernes.
Scocco se fue a River y jugará la Libertadores. Por eso y por los mimos que siempre le prodigó Marcelo Gallardo desechó las ofertas de Racing, San Lorenzo o AEK Atenas de Grecia. Newell's se sacó una mochila de 2.400.000 dólares que debía pagar a Sunderland y de la deuda salarial que asume el club millonario. El costo de perder sus goles es grande (el armenio Guevgeozián fue el elegido para reemplazarlo, ver página 5) como el afecto que supo cosechar y que derivó en un colosal agradecimiento de la tribuna. "Cuando te toca irte de tu casa es triste", resumió Nacho. "Una imagen que no se volverá a repetir, pertenencia y sentimiento leproso", tuiteó Maxi antes del partido, con la foto del tridente. Uno se fue. Formica también. Todo leproso rogaba ayer que no se cumpla el no hay dos sin tres.