En la sutileza los japoneses suelen encontrar una contundencia conmovedora. En el cine y en la literatura, por ejemplo, dan clases de ello. Decir mucho diciendo poco. Con sobriedad, fortaleza, y la mirada complaciente, siempre esperanzadora para ponerse de pie, plasmaron ayer el relanzamiento de los Juegos Olímpicos 2020 postergados para 2021 por la pandemia del Covid-19. Y para dar el mensaje el comité organizador eligió ni más ni menos que a Rikako Ikee, la nadadora local de 20 años que estaba llamada a ser una de las grandes figuras de estos Juegos pero que no podrá competir porque recién acaba de superar una leucemia linfática aguda que le diagnosticaron en 2019 y que la llevó a permanecer 10 meses internada: "El deporte no sólo se trata de los atletas. El deporte nos muestra la importancia de la solidaridad. Nunca quiero olvidar eso", dice Rikako sobre el final del discurso que dio, sola, en el Estadio Olímpico mientras sostenía el fuego sagrado. "La esperanza alimenta la llama", fue el mensaje que terminó de dilucidarse con una nueva dominación a partir de hoy: "Tokio 2020+1". A un año exacto de ese nuevo comienzo, la capital japonesa tuvo su ceremonia. Y Rikako Ikee conmovió a todos.
"24 de julio de 2020. Estadio Olímpico. Los atletas de todo el mundo deberían de estar aquí junto a sesenta mil espectadores mirando la llama Olímpica. De repente el mundo cambió. El futuro que dábamos por sentado se transformó de la noche a la mañana en algo completamente diferente. Lo entiendo bien porque experimenté lo mismo cuando tuve una enfermedad potencialmente mortal. Salir a pasear, conocer gente, usar todo mi cuerpo para nadar en la piscina. Estos placeres simples son tan valiosos, pero antes de mi enfermedad los daba por sentado", inició el relato de la atleta, vestida de blanco, reflejada en una pantalla, con imágenes del país, del mundo, de las sedes, de médicos con barbijos y de su propio día a día. "Los otros atletas que perdieron Tokyo 2020 deben sentir lo mismo. El objetivo para el que habían trabajado desapareció repentinamente. Para un atleta de nivel olímpico o paralímpico el entrenamiento es extremadamente exigente y la presión mental es intensa. Hay días en que quieres huir de todo, pero cuando todo eso desaparece repentinamente, realmente aprecias lo mucho que significó para ti y lo mucho que te gusta el deporte. Eso es lo que me pasó", siguió.
Si bien Rikako Ikee fue dada de alta en diciembre tras permanecer muchos meses en tratamiento, y está nuevamente entrenando, su objetivo olímpico fue puesto más adelante ante esa noticia, en París 2024. En 2018, con sólo 18 años se convirtió en la primera deportista en ganar seis oros en los Juegos Asiáticos. Tenía todo para brillar en Tokio, pero más allá de eso, su recuperación y su historia fueron la elección perfecta para representar la esperanza y la superación. Si los Juegos Olímpicos finalmente se llevan a cabo el año que viene, vacuna mediante, será porque el mundo también superó el coronavirus. "Imagina el mundo en un año. Un mundo donde el telón se levantará en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. En ese momento, los atletas de todo el mundo están mirando hacia ese futuro buscando sus límites. Ningún esfuerzo por pequeño que sea es en vano. La confianza que inspira el deporte, las conexiones humanas que nos ayuda a hacer son verdaderamente insustituibles. Una última cosa. El deporte no sólo se trata de los atletas. El deporte nos muestra la importancia de la solidaridad. Nunca quiero olvidar eso. Quiero recordar mi gratitud y respeto por todos aquellos que contribuyen a su sociedad mientras doy el siguiente paso como atleta y persona".
Como si el relato de Ikee no hubiese sido suficiente, otro video, bajo el lema #StrongerTogether (Juntos somos más fuertes) en el canal Olímpico recorrió la historia de los Juegos, también con el mensaje de la superación (y solidaridad) como eje. Ambos se encuentran disponibles en las redes sociales y en el canal de Youtube de Tokyo 2020 y Olympic Channel, respectivamente. En medio de un nuevo rebrote de Covid-19, lo que obligó a Japón a tener cerradas sus fronteras para ciudadanos de 129 países, la ciudad igual no pierde la fe en poder llevar adelante la máxima cita del deporte mundial. Cuando organizó los de 1964, fueron considerados "los Juegos de la resurrección", porque significaban estar de pie y fuertes a 11 años de haber finalizado la Segunda Guerra Mundial. De hecho, la llama olímpica fue encendida por Yoshinori Sakai, un joven de 19 años nacido en Hiroshima en agosto de 1945, el mismo día en que arrojaron la bomba atómica en esa ciudad.
Como aquellos, estos Juegos significarán mucho más que deporte.
Un año atrás
Los Juegos Olímpicos de Tokio deberían haber empezado hoy, pero la pandemia obligó a posponerlos y prácticamente se respetó la fecha para el 2021, cuya inauguración será el 23 del mismo mes, (por eso Tokio 2020+1). Y hace un año, por esta razón, para celebrar la proximidad de la inauguración, el Comité Organizador daba a conocer el diseño de las medallas con una enorme puesta en escena de fuegos artificiales en las aguas de Odaiba, en la capital, donde lucen pacientes los anillos, el símbolo máximo de esta competencia.
En esta ceremonia que se llevó a cabo ayer en la mañana argentina y en la noche nipona todo debió ser mucho más sobrio debido al rebrote del virus y a las urgencias sanitarias de la ciudad más poblada del mundo.
Es en este contexto que la población se divide en la opinión respecto a si los Juegos deben hacerse o no.
Hace algunos días la agencia japonesa Kyodo reveló los resultados de una encuesta, que coincidieron con las de otras recientes. Los japoneses están escépticos sobre si los Juegos deberían realizarse, y dudan de hecho que vayan a llevarse a cabo. El sondeo mostró que el 23,9% estaba a favor de hacerlos en la nueva fecha de 2021, un 36,4% dijo que la celebración deportiva debería posponerse de nuevo y el 33,7% consideró que lo mejor es cancelar todo.
Por su parte, el Comité Olímpico Internacional ya hizo saber que de no poder llevarse a cabo en 2021 no habrá nueva postergación, sino directamente cancelación.