El Dakar 2015 llegó a su fin. Sin sorpresas para las dos categorías que son su sustento, sin lucha en serio prácticamente desde el vamos en las cuatro ruedas y desde la mitad en adelante en las dos. Con un excelente segundo puesto argentino en cuatriciclos y dos nuevos campeones. Con un trazado que fue filtro de entrada nomás, pero que después permitió que más del 50 por ciento llegara a la meta como también se anticipó. Con un deceso, como todos los años, porque parece que si no, no sería Dakar, en una carrera que no perdona errores, como le pasó a Orlando Terranova que bien pudo pelear por el triunfo. Así se fue ayer en Baradero, y luego para el glamour en Tecnópolis, una competencia única que nuevamente Argentina tuvo el privilegio de albergar y que parece seguirá, sea cual sea el signo político que gobierne luego de las elecciones de octubre.
A los 3 kilómetros a Nani Roma se le plantó la bomba de aceite y el campeón quedó fuera de escena. En la 2ª etapa Terranova volcó a 10 kilómetros del final y luego en la 4ª se tragó una roca que lo hizo parar demasiado tiempo. Ahí mismo quedó definida la carrera en favor de Nasser Al-Attiyah, porque ningún otro Mini podía pelearlo, porque el llegador Giniel De Villiers sólo estaba para aprovechar el error ajeno, que el qatarí no cometió nunca, y porque el rimbombante regreso de Peugeot demostró que le faltó tiempo de desarrollo más allá de las figuras que lo encarnaron.
Así Al-Attiyah, el poco querido por sus compañeros pero que se hizo admirar por el público, refrendó los laureles de 2011 con una contundencia que hacía mucho no se veía. Y Terranova, que tenía potencial ganador, pecó de viejos errores que lo terminaron condenando. Entre los argentinos, a Emiliano Spataro seguramente este Dakar le dejó un sabor agridulce. Dio un paso adelante con más apoyo de Renault y la Duster se mostró más potente, pero sufrió camino a Uyuni con la suspensión, le faltó más destreza en la arena chilena y bajó del estupendo 14º lugar de 2014 al 21º. Igual, hizo un podio de etapa por primera vez y, como el Pato Silva, ya forma parte selecta del segundo grupo que no se conforman solo con llegar.
En motos, Marc Coma sólo tuvo que esperar su momento. Como en 2014, Joan Barreda Bort le disputó la hegemonía en un año en que Honda se propuso destronar a KTM, pero pagó cara una desconcentración en Uyuni y de ahí en más el camino para el quinto título quedó definitivamente allanado. Y aunque Paulo Goncalves fue 2º con la marca japonesa, en el equipo oficial la que sobresalió fue la española Laia Sanz, quien cumplió el sueño de ser top ten: 9º.
Con el apoyo de Honda Sudamérica, al final Javier Pizzolito enderezó un pésimo comienzo y dejó una buena imagen con el 19º puesto. Y brillante fue la performance del neuquino Esteban López Jove, quien en su debut fue el mejor de Kawasaki y terminó 27º.
Y la única gran alegría argentina en este Dakar la entregó Jeremías González Ferioli. El juvenil de 19 años, que es el más precoz en debutar de la historia (el año pasado, con 18 recién cumplidos), se superó ampliamente. Del brillante 6º puesto de 2014, pasó a ganar por primera vez una etapa, nada menos que la que atravesó el Salar de Uyuni, y ahora se subió al podio, escoltando al ganador Rafal Sonik (primera vez para el polaco).
Este estudiante de administración de empresas, que corre en el cross country desde los 14 años, mostró una madurez increíble y aunque sus conocimientos de mecánica son escasos, por eso mismo siempre trata de cuidar su máquina, superó muy bien las dos etapas maratón (sin asistencia externa) y es un experto en navegación. Casi abandona en la terrible 2ª etapa de San Juan, pero también pasó ese filtro. El año próximo volverían los Patronelli, pero parece que habrá alguien decidido a tomar su posta.
En camiones los Kamaz rusos no tienen rivales. Esta vez Airat Merdeev se llevó los laureles en su primera vez y fue nuevamente para destacar la labor de los Germano, Andrés y Esteban (junto al español Cámara), los únicos argentinos en la categoría. Después de volcar en Iquique, llegaron al final con la cabina pidiendo perdón. La 26ª posición fue un gran premio para ellos y el Man que se la aguantó.
El público acompañó como siempre, como en su paso por Rosario. El Dakar llegó al país para quedarse.