Los hinchas deben dejar de buscar entre los profesionales del fútbol masculino a alguien que aún juegue "por la camiseta". Para encontrar a estos ejemplares en extinción deben comenzar a mirar al fútbol femenino. Basta un solo ejemplo para reafirmar esto. El caso de la arquera rosarina Vanina Correa. Madre de Luna y Romeo, mellizos de 4 años, quien vive sola con ellos en zona sur, en los monoblocks del barrio de la Carne, trabaja en la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez, juega en Social Lux y es nada menos que la que defiende los tres palos de la selección argentina. Lejos de lujos, riquezas obscenas y divismos, Vanina es la dama del arco.
A pocas horas de aterrizar en Rosario, tras un mes fuera de su casa por haber jugado la Copa América en Chile (el título quedó en Brasil y el segundo puesto en Colombia), dialogó con Ovación en la plaza de la esquina de su casa, mientras hamacaba a sus hijos.
"Ahora nos toca jugar en diciembre el repechaje mundialista con la selección de la Concacaf, tal vez con Costa Rica o Trinidad Tobago. Volvimos con la sensación de haber hecho mucho, pero con sabor amargo. Es que al principio veíamos duro clasificar en la zona, pero al lograrlo dándole vuelta el partido a Colombia, el subcampeón, y jugando bien, no pensamos que caeríamos con Chile, pero bueno, eran locales y la cancha estaba llena", dijo Correa, quien no sólo lamentó el resultado y la "pica" histórica que les hizo sentir el público trasandino sino también la lesión del dedo medio de su mano izquierda.
"En el primer tiempo, la 4 de Chile quiso patear la pelota y me quebró el dedo, pero seguí jugando. Tengo para un mes", confesó para luego decir que en junio debe volver a entrenar con la albiceleste, pero lo ve "difícil".
Argentina perdió en el debut 3 a 1 con Brasil, luego le ganó 3 a 0 a Bolivia, 6 a 3 a Ecuador y 2 a 0 a Venezuela. Se clasificó a la ronda final: le ganó a Colombia 3 a 1 y luego cayó consecutivamente 3 a 0 y 4 a 0 con Brasil y Chile, respectivamente.
Al momento de analizar las derrotas finales, Vanina no pudo dejar de lado la forma en que el equipo llegó al torneo.
"Los viáticos se abonaron una semana antes de viajar y también en ese momento nos encontramos todas, nos conocemos, pero no jugábamos juntas, algunas vienen del Sub 20, otras del Sub 17. Por el contrario, Brasil concentró desde diciembre: entrenan quince días y tienen dos libres. Y Chile jugó contra Brasil y también viajó a Francia antes de la Copa. Nosotras sólo jugamos tres partidos con Sub 15 de Temperley, la UAI y Remedios de Escalada", dijo la del número 1 albiceleste.
Tiene 34 años, jugó en Rosario Central; en Boca, equipo del cual es hincha, y en Banfield. E integra la selección nacional desde sus 16 años. Padeció con el equipo argentino la falta de designación de director técnico por parte de AFA durante dos años. En 2017 lo nombraron a Juan Carlos Borrello y cuando parecía que todo se normalizaba, el plantel debió hacer paro porque no les pagaban viáticos. Si todas esas no fueran ya suficientes trabas, durante el torneo se presentó la nueva camiseta celeste y blanca, pero no con una de ellas, sino con una modelo. La AFA le echó la culpa a Adidas, lo cierto es que las muchachas quedaron invisibilizadas una vez más.
Vanina jugó siempre como titular y esta vez se cruzó en el área con Marta, la jugadora que se ganó el mote de "la Pelé brasilera" y nuevamente campeona de América. Pero dijo que le tiene tanto respeto a la madura delantera verdeamarela como a "la 10 de Colombia (Yoreli Rincón) y a la 9 Venezolana (Deyna Castellanos)" y cuando tiene que decidirse por arqueros a los que más admira del fútbol del planeta apunta al "alemán, Manuel Neuer y la chilena Christiane Endler".
Vanina relata sus preferencias deportivas en la plaza donde jugaba a la pelota de pequeña. "No atajaba en esa época, pero como era buena jugaba con los chicos del barrio", aseguró. Y el recuerdo libertario de su infancia cobra más potencia porque lo confiesa nada menos que en la pequeña plaza que se llama Rosa de Luxemburgo, como la activista marxista de origen polaco-judío y referente político feminista.
La arquera habla de fútbol junto a sus hijos que le muestran al fotógrafo el auto a control remoto y el bebote que les trajo su mamá de regalo desde Chile. Y dice que una buena arquera "debe tener carácter en la cancha". Afirma que ella lo tiene. Es la dama del arco.