Adiós al sufrimiento, al martirio, a la incertidumbre, a las angustias, a los aprietes, a los insultos y a un montón de cosas más. La vida hoy no le sonríe, pero sí se le presenta de otra manera a Independiente después de lo que fueron sus últimos 90 minutos en la B Nacional frente a Huracán. El 2 a 0 sacó al Rojo del infierno. Párrafo aparte para el trabajo del Globo, que con un 2014 estupendo peleó hasta lo último, habiendo echo también todos los méritos para subir.
Cómo dejar de lado el año sinuoso por el que transitó Independiente. Con una dirigencia que se fue desmembrando de a poco, con un club prácticamente en llamas, con un equipo que pareció desinflarse por completo pero que logró erguirse en la recta final. Cómo olvidar también el partido del pasado fin de semana ante Patronato, donde el empate le dio la chance a Huracán de jugar una ficha más. Imposible olvidar todo, aunque la sensación después del pitazo final de Ceballos haya enterrado todas esas angustias.
El desahogo de los jugadores, especialmente de aquellos que vivieron hace un año en carne propia el descenso y que se quedaron a pelearla fue toda una postal. "No estoy cansado, estoy emocionado", balbuceó el Rolfi Montenegro. Y como él, el resto.
¿Vale la pena analizar la pobreza futbolística que mostró el Rojo ayer? En absoluto. En 90 minutos donde era se encaminaba hacia el oro o se continuaba en el barro, el equipo de Omar De Felippe se ató a lo justo y necesario. De la nada sacó una contra letal sobre los 37' del primer tiempo por intermedio de Matías Pisano para que Martín Zapata definiera, aunque de manera defectuosa, y pusiera el 1 a 0 parcial.
Ahí la cosa ya tenía otro color para Independiente. También para Huracán, que intentó ir como pudo abriéndose cada vez más en defensa. Intentó una, dos, tres veces y más. Pero no pudo. Tampoco lo dejaron. Es que a los 39' del complemento el asistente cobró un off side de Wanchope Abila totalmente inexistente. Al toque, el Rojo lo cerró con tanto de Pizzini.
Aquella peregrinación a La Plata, con ilusión pero también con una carga de angustia importante por parte de los hinchas del Rojo, ya tenía razón de ser. Independiente le estaba metiendo un tremendo pisotón a un año complejo, hostil.
El sitial que la historia le tiene guardado vuelve a ser tal. El Diablo le dijo adiós al infierno.