Felicidad es una palabra difícil de encontrar en los últimos tiempos en el Parque. Esa sensación aparece por momentos, en cuentagotas, porque la vida institucional y los magros resultados la opacan. La Pantera Leal ayer se puso el equipo al hombro y cargó con la pesada mochila de la responsabilidad de un equipo golpeado psicológicamente. Y que necesitaba de una victoria para tranquilizar el ambiente, al menos por un tiempo. Fue 2 a 1 sobre un Tigre complicado con el promedio para el próximo torneo y que le sirve a Ñuls en esta necesidad de no bajar su cotización en la tabla del miedo.
Newell's lo pudo ganar por una diferencia mayor si no fuera por los penales no sancionados por Pompei o el yerro de Torres. Esto es cierto. Pero también es verdad que pudo quedarse con dos puntos menos por las ventajas que entregó en el fondo. Igualmente, la victoria no resulta discutible dentro de un juego apenas regular.
El mediodía no le sentaba bien a Newell's. Todo venía torcido, desde el vestuario. Porque se resintió Pocrnjic, después Sarmiento sufrió una dura lesión y, acto seguido, Bianchi tuvo un pinchazo en una pierna tras un remate. Como para que la jornada sabatina no fuera sencilla. Encima, futbolísticamente el equipo lucía aturdido, confundido, sin encontrar su norte. El murmullo de la tribuna se escuchaba porque desde adentro no se transmitía nada. Un Tigre deslucido y apático en el fútbol argentino mostraba sus uñas en el Coloso y se le animaba. A tal punto que pasado el cuarto de hora Pérez García, de tiro libre, exigió a Ibáñez, quien respondió muy bien.
Un hombre canoso, de asistencia perfecta y que seguramente vio muchos equipos a los que aplaudió, se tomaba la cabeza sin comprender lo que sucedía en el campo de juego. No era para menos ni exageraba con su expresión. Pero claro, el fútbol tiene esas cosas tan cambiantes que lo hacen impredecible. Córner sobre la media hora, la pelota quedó muerta sobre la línea del área chica y Fértoli que la puntea al gol. 1 a 0 y otra historia se iniciaba en el Parque.
Tigre sintió el impacto y Newell's se dio cuenta de que podía. Leal hizo la personal y avisó con un disparo desviado. Después una mano dentro del área y un penal no sancionado por Pompei. Y luego la Pantera se llevó a la rastra a su marcador a pura potencia y sentenció a Chiarini para establecer el 2-0.
Le dio aire
Sin mostrar demasiado la Lepra había conseguido una ventaja que le daba tranquilidad. Pero esa paz interior que había obtenido se esfumó rápidamente porque tras una docena de minutos en el complemento San Román, en su afán de despejar, la clavó contra su valla para poner el 1-2 y darle vida a un insípido Tigre.
La Lepra perdió la pelota. No tenía control y el Matador empezó a merodear, con poco, el arco de Ibáñez. También el maltrato a la redonda por momentos se hacía presente. El único que inquietaba era Leal, quien recibió un toque de penal de Rodríguez a poco del final que Pompei, desde la mitad de la cancha, indicó que "no" con su dedo.
La incertidumbre estuvo hasta el final, porque Tigre jugó sus pocas fichas en pos de la igualdad. Y Newell's tuvo para liquidarlo y no lo pudo lograr ni con Leal —lo más rescatable de la tarde— ni Torres. Igual, la victoria quedó en casa y, sin dudas, es lo trascendente en tiempos tan difíciles.