En una etapa del país de retroceso en materia de política sobre derechos humanos y de negacionismo de la última dictadura, la publicación del libro "Los desaparecidos de Racing" contribuye a una deuda pendiente que tiene el fútbol, "la construcción de la Memoria, Verdad y Justicia", según palabras de su autor, Julián Scher. Este sociólogo, que debe la tesis para la maestría en Ciencias Políticas y Sociología de Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), trabaja en el departamento de prensa del club Racing. Su obra tiene un abordaje distinto a otras vinculadas al deporte y a la dictadura. Habla de la historia de hinchas de la entidad de Avellaneda que están desaparecidos.
¿Cómo surgió la idea del libro?
El fútbol, por el potencial que tiene como identidad afectiva de millones de argentinos, ha contribuido poco a la construcción de la Memoria, Verdad y Justicia, sobre todo si se compara con otras actividades deportivas o culturales. Citando a Jorge Valdano, acerca de que el fútbol es lo más importante dentro de lo menos importante, creo que el fútbol es una verdadera excusa para hablar de lo verdaderamente importante. A partir de mi identidad con el club, como hincha y como trabajador, traté de buscarle una vuelta vinculada a Racing. Así se me ocurrió esta idea de construir relatos de los hinchas desaparecidos. Intenté que fueran textos que combinaran como grandes ejes la pasión por el fútbol, vehiculizada a través de Racing, y la pasión por la política y el compromiso social. El libro, editado por GES (Grupo Editorial Sur), será presentado esta tarde en Buenos Aires.
¿Cómo fuiste descubriendo
las historias?
Cuando comencé solamente conocía dos casos que me había comentado mi viejo (el periodista Ariel Scher). El del poeta Roberto Santoro y el del hijo de Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo), Alejandro Almeida. Me puse como objetivo llegar a 11 historias, por lo significativo que es ese número en el fútbol. Después terminé encontrando 17 casos. Están todos nombrados en la introducción, pero el recorte ya estaba definido de que fueran 11 biografías.
¿Sobre qué giran
las anécdotas?
Ante todo están vinculadas con el fútbol y Racing. La primera imagen que se viene al pensar en un desaparecido no es la de un hincha de fútbol. Nadie asocia la palabra desaparecido con un hincha de fútbol. Lo que me tentaba de usar al fútbol, en el buen sentido, es contar anécdotas, desde muy tristes hasta muy alegres, pero bien futboleras. Por ejemplo, el hijo de Taty Almeida, con 14 años, tirándole una gallina a River en la cancha de Racing para cargarlos en un clásico de 1969. Y en el polo opuesto, la mamá de un desaparecido pagando durante meses la cuota del club de su hijo, a la espera de que volviera y pudiera ir a la cancha nuevamente con su papá y su hermano. En esos polos está el aporte, en esas historias que no estaban contadas. Encontré muy buenos estudios vinculados con el Mundial 78, o con rugbiers desaparecidos, pero no sobre los clubes y la dictadura, los hinchas y la dictadura.
¿Hubo alguno de esos
relatos que te conmovió
más que otros?
Todos tienen momentos que impactan desde lo emocional, con anécdotas o muy futboleras o muy políticas. Lo interesante es que entre los hinchas de Racing desaparecidos, hay algunos casos que eran socios del club. Los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro, cuyos únicos dueños son los socios. Tenemos la certeza de que hubo socios desaparecidos y los clubes siguen sosteniendo que no fueron víctimas del genocidio. Si tenés miembros legalmente acreditados como dueños que fueron desaparecidos, no podés decir que a vos no te pasó. Encontrar que algunos de esos desaparecidos eran socios me pareció interesante para poder instalar este debate.
Siempre se habla de que el hincha es protagonista pero en estos casos nunca se los referenció con el fútbol.
Me parece que el fútbol contribuyó mucho menos de lo que lo podría haber hecho. El fútbol era una identidad afectiva muy potente para muchísimos de los desaparecidos. El fútbol es un refugio vinculado a la felicidad y la alegría. All Boys tiene un mural con los rostros de los cinco socios desaparecidos, con una frase que dice "aquí fueron muy felices". Esa frase me quedó dando vueltas. La posibilidad de ir a la cancha es una cosa muy vinculada con la felicidad. Los clubes deben dar un salto y reconocer a los socios desaparecidos. La colectividad japonesa asumió que fue víctima del genocidio porque tiene miembros desaparecidos, si bien no es que desaparecieron por el hecho de pertenecer a esa comunidad. En casi todos los casos, como está explicado en la introducción del libro, están desaparecidos por sus ideas y sus prácticas. En el caso de los clubes, los desaparecidos deberían ser reconocidos como propios.
¿Tienen algún perfil particular los hinchas de Racing para que hayan sido víctimas del genocidio, ya sea por un compromiso ideológico o político común de los seguidores de este club?
No, es una cuestión absolutamente circunstancial. Su pertenencia a Racing era netamente afectiva. El fútbol y Racing fueron excusas para mí para hablar de otra cosa. Los textos intentan describir a estos personajes y a esta época desde las anécdotas concretas, con el objetivo de humanizar los relatos, sobre todo para las generaciones más jóvenes, y representar cómo eran esos militantes. Los textos apuntan a que se entienda que esos hinchas querían cambiar el mundo según sus ópticas ideológicas y políticas. No todos eran iguales, pero todos querían que Racing gane el domingo. El sentimiento del hincha es bastante parecido al actual. Es a partir de esa identificación que espero que los hinchas jóvenes lean estos relatos.
El período que abarcás es desde 1974 hasta 1983 . ¿Por qué no comenzaste desde el mismo momento del golpe de Estado?
Me apoyo en la teoría de Daniel Feierstein, que aparece en la introducción. Feierstein es uno de los sociólogos más importantes de la Argentina que trabajó la cuestión del genocidio. Si bien el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 implica un salto cualitativo y cuantitativo en cuanto al plan sistemático de exterminio, el proceso del genocidio arranca previo al exterminio material, con la administración de ese otro al que se quiere eliminar. Por fuera de que no haya un momento específico, considero que con la aparición de ciertas organizaciones paraestatales y paramilitares, que operaban a mediados de 1974, ya se empiezan a ver los rasgos de un genocidio a partir de una clara participación estatal. El hijo de Taty Almeida desapareció el 17 de junio de 1975. Fue un desaparecido en tiempos de un gobierno constitucional.
Tu libro aparece en un momento particular del país, con el fallo de la Corte del 2x1 y el intento de reinstalar la teoría de los dos demonios.
La verdad que es una lamentable casualidad. Hay que volver a explicar cosas que se creían saldadas. Esta investigación la empecé a comienzos de 2015. En ese momento era inimaginable este tipo de fallos o de declaraciones de funcionarios de un gobierno nacional. Sin embargo, como sostiene Feierstein, el genocidio tiene dos etapas, el exterminio material, que en Argentina se llevó a cabo entre el 74 y el 83, y la realización simbólica del genocidio, es decir las disputas de sentido en cómo explica la sociedad lo que ocurrió. Esa disputa de sentido permanece. El fútbol, desde sus instituciones y como identidad, es un buen vehículo para poder seguir dando batalla. Obviamente este libro es un mínimo aporte a esa batalla que vienen dando los organismos de derechos humanos desde hace cuatro décadas.