La imagen ganadora de Diego Cagna como conductor de Tigre en la temporada 2008 fue quizás la postal que sirvió para inclinar la decisión de los directivos de Newell's de contratarlo como el sucesor de Javier Torrente. Ese interesante paso del Flaco por Victoria es la referencia que puede tomar el hincha leproso para imaginar la nueva versión del equipo que puede venirse en los próximos compromisos. Si bien es muy difícil trazar paralelismos entre equipos y momentos diferentes, el análisis apunta a conocer un poco más en profundidad el perfil del nuevo conductor rojinegro a través de su mejor expresión.
Cagna se retiró como jugador en 2005 y un año después asumió como técnico de Tigre. Allí comenzó a realizar sus primeras armas en segunda división. Ganó el Reducido 2007 y consiguió el ascenso de categoría superando a Nueva Chicago. Ya en primera, alcanzó a destacarse rápidamente en el Apertura 2008 ya que llevó a su equipo a disputar un histórico triungular final con Boca y San Lorenzo.
En un juego periodísitico, ese equipo del Matador puede ser puesto bajo la lupa a la distancia. Ese conjunto utilizaba habitualmente un 4-3-1-2, exhibía una gran fortaleza defensiva, tenía una línea media con oficio y una considerable dosis de vuelo, y en ofensiva combinaba sacrificio y potencia para llegar al gol.
Atrás jugaba con cuatro hombres. Los laterales estaban bien definidos bajo esa función y eran los ex xeneizes Jeréz y Arruabarrena, dos hombres con conocimiento de los requerimientos de la posición. Algo que no encontrará fácilmente en Newell's ya que la actualidad no aporta marcadores de punta naturales a mano. En tanto, entre los marcadores centrales alternaban Paparatto, Blengio y Fontanello, tres jugadores que mostraban la fortaleza como principal argumento defensivo.
En el medio aparecía quizás lo más destacado de ese conjunto. Castaño era al patrón en el centro, por la derecha se movía Rusculleda y por la izquierda se recostaba Matías Giménez. Era una zona con buen pie que ofrecía muchas variantes de control y de avance. Además, el enganche era Morel, quien tuvo un torneo de alto rendimiento y fue probablemente la figura más destacada de ese Tigre. El rosarino le sumaba elegancia en la creación, pelota parada y gol.
Y arriba las elecciones se alternaban entre Lázzaro, Luna y Altobelli. Ese ataque se apoyaba en un gran desgaste físico y en el aprovechamiento de los errores ajenos. Eso le alcanzó a Tigre para tener un campeonato inolvidable.
Cagna dirigió 101 partidos a Tigre (99 por competencias locales y 2 por internacionales), con 40 triunfos, 18 empates y 43 derrotas. Allí mostró lo mejor de su repertorio. Con su discurso corto y su perfil de trabajador. Evidenció que su idea es amoldarse tácticamente a las características de los jugadores para tratar de sacarles el mayor rédito posible. Algo de eso deberá usar en Newell's para cambiar el paso del equipo y volverlo más efectivo.
Después tuvo un paso por Colo Colo de Chile en el que salió subcampeón en 2010 y en el torneo siguiente dejó el Cacique con una campaña de 34 encuentros, con 17 victorias, 6 igualdades y 11 caídas. Ahora enfrenta un desafío personal en el Parque, su nueva casa.
Claves
Atrás: En su mejor época en Tigre (Apertura 2008) defendió con cuatro en el fondo, con dos laterales con oficio y dos marcadores centrales fuertes, altos y seguros.
En el medio: La mayoría de las veces utilizó tres volantes y un enganche. Entre los mediocampistas combinaba determinación y buen pie, y le sumaba desfachatez con la calidad de Morel.
Arriba: Generalmente usó dos hombres definidos en ataque. Uno se conformaba en la referencia de área y el otro debía retroceder un poco para asociarse con los volantes más ofensivos.