El aislamiento social y la manera en cómo sobrellevarlo es un tema recurrente de cualquier charla por estos días. Para el futbolista, adquiere una dimensión mayor, considerando que su actividad diaria es el entrenamiento, y el mismo se encuentra limitado. Andrés Dal Lago, coordinador del área de psicología de Newell’s, habló con Ovación de cómo el jugador en particular, y el deportista de alto rendimiento en general, afronta este particular circunstancia que atraviesa el país. “Lo importante es relacionar este momento con algo que el deportista ya conoce, que es una lesión”, dijo Dal Lago, quien planteó que al igual que ocurre frente a cualquier problema físico que impide estar en competencia es imprescindible plantearse un nuevo objetivo. “Estos son momentos en los que se puede tener un nivel de análisis, de reflexión muy profundo”, señaló, antes de agregar que el gran desafío es “el manejo de las emociones”. Puso en un mismo plano el trabajo “físico y mental”, y señaló que el jugador no escapa a la sensación de “miedo” que hoy puede sentir cualquier persona.
¿Cuáles son las pautas que se le bajan al jugador?
No hay claves para este momento, porque es un escenario nuevo. Por ahí veo que se habla de claves psicológicas para afrontar este momento. Más que claves, lo que se tienen son algunas ideas que van surgiendo, que son de mayor o menor ayuda. Pero para hablar de claves se debería tener una experiencia similar, y no creo que nadie tenga algo así. Lo importante es relacionar este momento con algo que el deportista ya conoce, que es una lesión. La lesión es un cambio abrupto, en el que tenés que empezar a pensar en otro tipo de objetivo. Ya no pensás en el partido que viene. La lesión de pronto te cambia todo de un instante para otro. Te genera las mismas emociones que se viven ahora, mucho miedo, frustración, incertidumbre, no sabés que va a ocurrirte. Lo más parecido que el jugador tiene como experiencia a esto que se vive ahora es una lesión. Una cuestión básica es que el jugador trabaje con la cabeza puesta en salir adelante, como sucede en el momento de una lesión, que cuando le ocurre lo frena físicamente, le cambia el curso de cómo venía entrenando o lo separa del grupo. Dentro de las emociones más importantes a manejar, una que es clave es el miedo. Como cualquier persona, el deportista está viviendo en un estado de mucha desesperación, con mucho miedo.
¿Existe alguna recomendación
en especial sobre el
ingreso a las redes sociales o a mirar televisión frente a la sobreabundancia de información acerca del tema del coronavirus?
La recomendación siempre es poner la cabeza mirando hacia adelante y centrarla en aquellas cosas que el deportista puede manejar. En el alto rendimiento siempre se convive con cuestiones que no se pueden manejar, como el terreno de juego, el árbitro, si llueve. Y hay aspectos que sí puede manejar, como es el aspecto mental. Hoy tiene que seguir con el desafío de siempre, que es lograr tener fortaleza mental. Estos son momentos en los que se puede tener un nivel de análisis, de reflexión muy profundo de uno como jugador que a veces el día a día no te permite. Y a partir de eso, planificar objetivos. Lo contrario al miedo es el control. De hecho, cuando se pierde el control, te desesperás. Y cuando tomás el control, empezás a calmarte. Estar consumiendo noticias sobre hechos en los que yo no puedo hacer nada, lo único que hace es aumentar la sensación de desesperación y de descontrol.
¿Y entonces qué se hace?
La cosa cambia si planifico una rutina, si recibo una rutina física, como están haciendo todos los clubes. Y si a esos objetivos físicos les agregó los mentales y empiezo en un nivel profundo a analizarme como jugador, a analizar mis partidos, las recomendaciones que me dieron los entrenadores. La idea es pautar objetivos de trabajo a nivel mental, que tengan que ver con perfeccionar mi concentración, mi motivación. Cualquier objetivo que esté basado en lo mental nos empezará a dar la sensación de control, a poner la cabeza en aquello que puedo manejar, y sobre todo en mirar hacia adelante, más allá de esta situación que nos toca atravesar. Así cuando salga de esa situación, el jugador encuentra que se perfeccionó en el manejo de las emociones. Si bien este es un momento único, el jugador siempre tiene que estar trabajando el manejo de sus emociones.
Hablaste del miedo como el sentimiento más fuerte, ¿supera a la ansiedad y otras sensaciones el hecho del aislamiento?
La ansiedad es un estado de ánimo más difuso. El miedo es más concreto, más fuerte. Hoy el miedo es concreto, a contagiarse la enfermedad, a perder el rendimiento físico que había logrado hasta acá, a la preparación. Por eso todo lo que vuelva a hacer sentir al jugador que toma el control de la rutina, perfeccionándose físicamente y poniendo su cabeza hacia adelante con objetivos desde lo mental, siempre calmará el miedo.
¿Para el psicólogo es una experiencia inédita trabajar con los jugadores en este campo de acción?
En algún punto sí y en otro no. Lo que es inédito es el disparador que generó estas emociones. Pero como psicólogo deportivo siempre estás activando al jugador a que pueda manejar el miedo, a sobreponerse a la tristeza, a ponerse en acción enfocándose exclusivamente en aquellos aspectos que puede manejar, en que aprenda a leer cómo funciona él mismo desde el punto de vista emocional y busque el estado emocional que lo potencie como deportista. El trabajo con los jugadores debe estar encausado en las mismas acciones que uno venía teniendo como psicólogo deportivo, con la salvedad de que el disparador en este caso es totalmente nuevo. Dentro de lo que permite la tecnología, hoy hay varios canales de comunicación, de los profesionales y de los entrenadores con los jugadores.