Tras el envión por la Copa Argentina, Central visita a Tigre con la única misión de lograr el primer triunfo en la Superliga, torneo en el que debe recuperar terreno cuanto antes
Tras el envión por la Copa Argentina, Central visita a Tigre con la única misión de lograr el primer triunfo en la Superliga, torneo en el que debe recuperar terreno cuanto antes
Muy pocas veces un escenario futbolístico suele entregar señales tan claras, sin que exista el mínimo elemento que pueda entorpecer la vista. Es tan evidente la realidad de Rosario Central que las segundas lecturas no entran en discusión. Un nuevo partido por la Superliga y con eso la obligación de siempre. O seguramente mayor hoy que la que había sido ante Argentinos Juniors. En ese terreno el equipo canalla debe empezar a pisar con algo más de firmeza, por más que exista otro, el de la Copa Argentina, torneo en el que siente seguro. Y hoy tiene la chance de empezar a pisar contra Tigre, otro equipo que llega golpeado, pero que para esta realidad de Central no será un escollo sencillo de sortear. A Victoria por la victoria. La primera en el torneo.
Sólo el muy buen momento (más desde los resultados que desde el juego propiamente dicho) del que goza Central en la Copa Argentina hace que las derrotas que viene sufriendo en la Superliga no resulten golpes de nocaut. De todas formas, cada impacto es una marca indeleble que se deja.
Montero ya caminó por la cornisa en varios partidos del torneo local. De todos ellos se expuso como el máximo responsable del mal momento, pero siempre encontró un objetivo a corto plazo al que aferrarse y del que pasar a depender. En realidad, siempre fue el mismo: la Copa Argentina.
Y es justamente esa instancia de semifinal a la que el equipo pudo acceder de una manera heroica contra Godoy Cruz lo que hace que el foco esté puesto sólo en lo que ocurrirá dentro de un par de semanas en Formosa. Y lo que por ahora hace que se mire con cierta displicencia el mapa de acción en el que se moverá hoy. Un error enorme.
Central no puede darse el gusto de perder más puntos en la Superliga. Ya fueron demasiadas obras de caridad las que hizo y tanto Montero como sus jugadores saben que hay una cuenta pendiente en ese sentido. Es que hoy el conjunto canalla no está en una situación asfixiante ni mucho menos, pero ya hace algún tiempo que viene en baja producción y a ese ritmo tarde o temprano las complicaciones aparecerán.
Ya se habló hasta el hartazgo que Central funciona de una manera en la Copa Argentina y de una muy distinta en la Superliga. Pero lo fundamental en ese análisis es que sólo los resultados cambian. Porque desde el funcionamiento al equipo le cuesta tanto en un terreno como en el otro, aunque con suerte dispares. Esos resultados están a la vista de todos y son incontrastables.
Posiblemente no sea un problema de audacia ni de osadía, sino de convencimiento. De lo que imposible dejar de hablar es de las obligaciones. Que Montero repita una mil veces que le da vergüenza ver la tabla de posiciones es la muestra más acabada de que hay un terreno en el que la realidad dista muchísimo de las expectativas.
Lo que le está haciendo falta a Central hoy es un acto de rebeldía, que incluya no sólo compromiso, sino una traducción en hechos concretos.
Un cachetazo más fortalecerá la idea de vacío en la Superliga, aunque difícilmente corra el eje de atención.
No obstante, a la inversa puede aparecer un cuadro de situación de mayor confort. Esto es, cuanto antes que el equipo consiga una versión más confiable, más sencillo le resultará potenciarse de cara a las instancias finales de la Copa Argentina. De igual forma, pensar más allá de los 90 minutos de esta noche ante Tigre podría ser un ejercicio bastante complejo de llevar a cabo. Central parece hoy estar signado por el día a día. Y así la misión es una: rebelarse y patear el tablero de una vez por todas en el torneo local. La bandera a levantar por Central esta noche en Victoria cuenta con una leyenda demasiado legible: "Hasta la victoria".