¿Cómo dejar de lado el exitismo? ¿Cómo darle real dimensión a lo realizado por Angel Cabrera durante cuatro días, aunque no fue campeón? La tarea, entonces, para no caer en el triunfalismo absurdo, es pensar en lo que hizo el golfista cordobés para tener en vilo al mundo del golf, y a todos esos argentinos que no tienen casi ni idea de qué se trata un putter, el green o un birdie. Esos que permanecieron ayer por la tarde frente al televisor, sufriendo hasta el segundo hoyo de desempate que al Pato se le escapó y que el australiano Adam Scott no desaprovechó para ganar el Masters de Augusta. Ni más ni menos que en un Major, uno de los cuatro torneos más importantes del mundo y en el que el cordobés volvió a dejar en alto su nombre, siendo un auténtico maestro, aunque sin título.
La regularidad, una de las prioridades para un torneo de semejante jerarquía, fue lo que caracterizó a Cabrera (campeón de Augusta en 2009) desde el primer día, cuando terminó con un golpe bajo par. Y las dos jornadas siguientes firmó tarjetas de -3, para llegar a los últimos 18 hoyos como líder junto al local Brandt Snedeker. Pero a diferencia de su compañero de vuelta que desbarrancó, el cordobés ayer no aflojó y completó el recorrido con -2 (4 birdies y 2 bogeys). Con un acumulado de 279 golpes (-9), compartió la punta con Scott, por lo que hubo desempate.
Resumir hasta ahí la vuelta de Cabrera es fácil, aunque es probable que no refleje esa templanza que caracteriza al Pato en esta clase de torneos, y en esos instantes en los que a cualquiera le tiembla el pulso. El mejor ejemplo fue el hoyo 18. Obligado a lograr un birdie para llegar al desempate, el Pato metió un approach tremendo para prolongar el suspenso en Augusta. Todo eso bajo una persistente lluvia que implicó una prueba de carácter.
Resignados se quedaron el australiano Jason Day, a 2 golpes de la cima, y su compatriota Marc Leishman y el local Tiger Woods, a 4.
El primer desempate fue en el hoyo 18. Ambos hicieron par, aunque el cordobés casi mete un putt que hubiese sido birdie y la consagración. Entonces fue necesario seguir jugando y lo hicieron en el hoyo 10, el mismo en el que Cabrera había desempatado cuando se consagró en 2009.
Pero esta vez el final fue diferente. Y con angustia. Es que el Pato intentó un birdie y la pelota quedó a menos de un centímetro del hoyo. Hizo par y Scott tuvo la chance de concretar un birdie y el primer título de un australiano en Augusta. No falló y se quedó con 1 millón 440 mil dólares y la gloria.
Pero Cabrera también tuvo un día de gloria. Y no por el cheque de 864 mil dólares. Es que otra vez dio que hablar entre los mejores.
El argentino que llegó más lejos que nadie
Sin entrar en comparaciones sin sentido de cuál golfista argentino es el mejor, hay un dato que es irrefutable: el Pato Cabrera es el golfista argentino que llegó más lejos que nadie. El cordobés conquistó su primer Major en el Abierto de los Estados Unidos, en 2007, con un golpe de ventaja sobre el estadounidense Tiger Woods. Y el segundo llegó en el Masters de Augusta, en 2009, donde ayer casi repite. Ese título, conseguido en el segundo hoyo de desempate, fue el primero y único obtenido por un latinoamericano. El gran Roberto De Vicenzo fue el otro argentino ganador de un Major: el Abierto Británico, en 1967.