Marcelo Gallardo es un insaciable. Pero un insaciable convencido. Un insaciable capaz de convencer a todo su alrededor de que eso que se le pone como faro, es posible de alcanzar. "Le pido a la gente que crea", dijo en la conferencia de prensa previa al partido de vuelta contra Gremio, cuando parecía que la suerte de River estaba echada y que sacar un buen resultado en Brasil era una quimera, luego de no poder hacerlo como local. La gente le creyó, River clasificó a la final y esa máxima empezó a sentirse como una revelación divina. "Le pido a la gente que crea", remarcó el Muñeco. Porque él cree más que nadie. No conforme con haberse quedado con el partido más importante de la historia del fútbol argentino, la final de la Libertadores ante Boca en Madrid, sigue. "Ahora me van a exigir ganar el Mundial de Clubes". La gente se lo puede pedir, pero Gallardo tiene perdón eterno ante cualquier paso en falso. El tema es él. El quiere ganar el Mundial de Clubes, algo que River no tiene. Y va a ir por eso.