Desde que terminaron los Juegos Suramericanos de la Juventud pasó un tiempo prudencial, sin embargo Federico Tomás Pérez, el judoca de Atlantic Sportsmen que arañó la medalla de bronce en la categoría menos de 81 kilos, todavía mastica bronca por la oportunidad perdida. El sabe que si se repitiera la historia el final sería otro. Es que arriba de un tatami no hay tutía. El que gana, gana, y él en el torneo anduvo muy bien y no le hicieron ninguna puntuación. Perdió por descalificación, porque utilizó una técnica que ante la defensa del adversario cayó de cabeza y ante eso la reglamentación es inflexible: lo descalifica. La bronca pasa porque tuvo la mala suerte de caer así cuando hace un ataque y no porque lo tiran, porque en realidad en el torneo no lo tiró nadie.
Un par de semanas después de Rosario 2022, Federico no evitó el mano a mano con Ovación en el que no solamente habló del torneo sino también de sus comienzos y su futuro.
¿Si pudieras rebobinar la película, ¿qué parte cambiarías?
Cambio la semifinal, porque fue la que me tiró para abajo. Cuando me clavé de cabeza venía manejando bien la lucha; si no me hubiera pasado eso creo que podía haber ganado.
¿Esperabas un nivel como el que hubo en el torneo?
Sí, esperaba un nivel así. No se dio en el resultado porque me jugó mal la cabeza. Estaba nervioso, me sentí bloqueado. Igual, siento que estuve al nivel y que podía haber dado un poquito más.
¿Sentiste la presión de ser local?
En la ronda final vino todo mi curso a verme y sinceramente quise desentenderme del tema pero el aliento se escuchaba igual. Es muy lindo que vaya a verte toda tu familia, todos los compañeros del colegio, más allá de que les pedí que no vayan pero fueron igual.
¿Cómo es tu régimen de entrenamiento?
Antes de los juegos entrenaba todos los días. También fui a distintos campus en el Cenard donde entrené con la selección mayor. Soy cadete y el año que viene paso a Junior y ya estoy entrenando con ellos. Es como que me van adaptando a lo que viene, para que me vaya acoplando a la categoría. Ahora bajé las cargas y los lunes, martes y jueves hago gimnasio y también judo. En Atlantic tengo varios profesores: Miguel Angel Russo (9º Dan), que es el profe de los profe; Maximiliano Pagliarecci, Hernán Serapide, Trinidad Maceres, Andrés Krapf, Gustavo Latucca y Diego Vizzi.
¿Cuáles son tus proyectos inmediatos?
Participar de los torneos verdaderamente importantes, que son el Centro República en agosto, ya que es una especie de nacional pero a nivel clubes; y después, a fin de año, del Nacional y el Sudamericano. Esos tres torneos son los más importantes pero para llegar de la mejor forma voy a competir en otros torneos intermedios como el que se va a hacer en Buenos Aires en julio.
¿Por qué te inclinaste por el judo?
Sinceramente jugaba al fútbol y era horrible. Entonces mi papá me llevó a hacer otra actividad y fui a judo, algo que me gustó porque desde un primer momento es como que me hacían jugar. Ahora, de grande, veo que lo que hace mi profe en el club yo lo hacía como un juego.
¿Y cómo fueron los primeros pasos?
Primero empecé en un gimnasio cuando tenía 8 años pero a medida que fui creciendo me iban quedando pocos chicos para luchar. Mi profe me llevó a dónde él había empezado, a Atlantic Sportsmen, que es donde estoy actualmente. Ahí pasé de luchar con chicos chicos a hacerlo con gente más grande o que tienen más torneos encima. Eso hizo que suba mi nivel.
¿Cómo es un día en tu vida?
Estoy estudiando en la secundaria Carlos Sylvestre Begnis de Ybarlucea, que es de donde soy. Cuando salgo de la escuela, almuerzo, y a eso de las tres de la tarde me vengo a Rosario a entrenar y no vuelvo hasta las 22. Así todos los días. Es difícil compatibilizar el entrenamiento con el estudio y por eso le doy más importancia a la escuela en época de exámenes.
¿Cuál es tu sueño?
El sueño de todo deportista es ir a un juego olímpico, pero lo que yo busco en lo inmediato es ganar una medalla internacional. Me quedó el sabor amargo de los juegos de no poder hacer podio y por eso quiero tener mi revancha ya.