"1% de posibilidades, 99% de fe". Con esa frase y un meme que mostraba a Federico Coria pintado en la pared de un edificio (al estilo Bielsa en Leeds o Kun Agüero en Manchester), un seguidor de Twitter le dio fuerzas al tenista nacido en Rosario y criado en Venado Tuerto en la noche previa a salir a la cancha para el partido más exigente de su carrera, por los cuartos de final del ATP 250 de Belgrado II. Es cierto, jugar ante un N° 1 del mundo, casi no otorga posibilidades a un jugador que ronda el puesto 100 y que recién hace un año se está familiarizando en las grandes ligas. Igual, ¿quién quita lo bailado (o jugado) a Fede? Enfrentar a Novak Djokovic, monarca del ranking mundial y considerado uno de los 3 ó 4 más grandes tenistas de la historia, ya es un hecho trascendental en su camino: cayó por 6/1 y 6/0 en 55' pero aunque parezca duro no lo es tanto, este cruce tal vez fue un premio a sus temporadas ascendentes.
Hasta principios de 2020, Federico Coria, hoy 96° del mundo, tenía justamente el objetivo de hacer valer los buenos desempeños que venía trayendo en el circuito y consolidarse entre los 100 mejores del mundo, ese sitial del que tantos hablan como el posible para poder vivir del tenis. Entre 2020, aún con la pandemia haciendo estragos en todos lados, él vivió uno de los mejores años de su carrera, ya que jugó por primera vez instancias de Masters 1000 y entró directo a Roland Garros, como esta temporada Australia. Ese lugar tan especial como es París para la familia Coria, por lo que hizo allí su hermano Guillermo, el Mago, ex 3 del mundo, se le elevaba como sueño. Y lo cumplió: jugó en ese mítico polvo de ladrillo.
https://twitter.com/fedeecoria/status/1397923006794502149
Desde entonces, todo ha sido ascenso para Fede (O Fefo, como lo llaman algunos amigos), que pisando los 30 años (tiene 29) recién pudo dar con esos anhelos tenísticos que tenía de chico y que gestaba, mientras miraba a Guillermo, a quien considera su ídolo. Las cosas no le fueron fáciles al menor de los tres hermanos, porque cuando irrumpió en el circuito profesional llevar ese apellido se le hizo muy pesado. Su hermano fue un fuera de serie y los ojos ajenos pretendiendo ver en Fede, a Guille, no le hicieron bien. En un momento confesó que pensó en cambiarse el apellido, usar el de su mamá. Sin embargo, desde el año pasado, con el salto de calidad en su carrera reflejado en el ranking, Federico aprendió a disfrutar del tenis de otra manera. Y de cada paso que este le va abriendo en el circuito.
"Es un sueño jugar contra Djokovic en su casa", dijo en la previa del partido ante el N° 1 del mundo, más local que nadie, porque este es uno de los torneos de los que es dueño. Y también señaló: "Es un regalo único". Lo enfrentó, cayó más rápido de lo que hubiese querido, porque nunca le encontró ritmo ni respuesta a las pelotas y a las variantes de Nole, aunque se retiró con sonrisas. Al final, entre la impotencia que genera esa situación, hubo satisfacción. Se dijeron algo en la red, Novak rió. ¿Le habrá recordado algún cruce con Guillermo (2-2 en el historial)? Probablemente Federico lo cuente en breve. Cumplió otro sueño y cuando se cumplen los sueños difícilmente se puede ocultar la alegría. Es más, el rosarino le pidió una selfie e inmortalizó el momento.
https://twitter.com/TennisTV/status/1397906382049873924
La próxima estación de Coria (y de Novak) será Roland Garros, por segunda vez en su carrera. En 2020 se fue en tercera ronda, en la que enfrentó al italiano y gran joya del momento, Jannik Sinner, quien lo venció en tres sets. Pasado el mediodía de este jueves se conocerá el cuadro de la edición que comienza el domingo. Y de la que quiere más.