El suizo Roger Federer regresaba anoche al circuito en una noche plena de peligros, en la que el británico Andy Murray intentaba hacer lo que ya hizo la última vez que enfrentó al número uno del mundo: vencerlo.

El suizo Roger Federer regresaba anoche al circuito en una noche plena de peligros, en la que el británico Andy Murray intentaba hacer lo que ya hizo la última vez que enfrentó al número uno del mundo: vencerlo.
Cinco semanas después de su clara derrota ante Novak Djokovic en las semifinales del Abierto de tenis de Australia, Federer se presentaba en el partido estelar de la noche en Dubai, uno de sus torneos preferidos, uno de los muy pocos en que se da el lujo de vivir en casa y conducir un coche.
Federer, de 26 años, reflejaba ayer cierta tensión. La inesperada derrota de Australia y la falta de partidos no le son indiferentes.
El mismo resumió con precisión lo que se viene: "El ya ganó dos torneos, y yo ni siquiera jugué dos torneos seguidos".
Murray, criticado por su hermano Jamie por haber renunciado a la Copa Davis ante Argentina, sugirió que de alguna manera estuvo acertado en la decisión: se recuperó de un problema en la rodilla, preparó el torneo bajo techo de Marsella y ganó el certamen, sumando así otro trofeo en 2008 tras el conquistado en Doha.
El escocés de 20 años, al que muchos ven este año como candidato al top five del ranking si logra evitar las lesiones, no pareció muy impresionado por el hecho de medirse en primera ronda con Roger Federer. l



Por Lucas Ameriso
Por Mariano D'Arrigo