Falló mucho y lo pagó bastante caro

Newell's pagó cara su falta de eficacia en el arco rival. Quizás ese fue su peor pecado ayer ante Godoy Cruz. Generó muchas chances pero no pudo definir el partido en la media hora inicial, su pasaje de mayor inspiración, y tampoco pudo llegar al triunfo después del gol mendocino. Cayó preso de cierta dosis de apresuramientos e impericia en el toque final y también se topó con una jornada muy consistente del arquero rival. Sólo por allí se explican los dos puntos que quedaron en el camino y una igualdad que, como válido contrasentido, exhibió muchas desigualdades.

Newell's fue más. Sobre todo por una cuestión de peso específico, predisposición y búsquedas naturales. Y desde el primer minuto de juego se hizo cargo de sus responsabilidades y fue detrás de su recompensa. Pero parece que gastó toda su capacidad de daño en el golazo que convirtió de cabeza Orzán, a los 6', luego de una gran cantidad de pases y un atractivo movimiento colectivo, que despertó aplausos en el Coloso.

Después hubo otros 17 acercamientos a la zona que custodió Jorge Carranza y siempre apareció algún impedimento. De esos intentos, 7 fueron al arco, 2 dieron en los caños bodegueros (Tonso y Cáceres sobre el final del partido) y 8 fueron desviados.

La superioridad leprosa se verificó en avances y situaciones muy concretas de gol. Maxi fue el que más buscó (4), pero también colaboraron Cáceres, Mateo, Figueroa, Tonso, Trezeguet y Heinze (2); y Muñoz y Orzán (1). Pero siempre faltó una pizca de suerte o salía a escena la férrea seguridad del uno visitante.

A diferencia del clásico, ayer Newell's se pareció a Newell's. Respetó su esencia y se posicionó más cerca de sus pretensiones. Esta vez puso en funcionamiento la usina generadora de juego y fabricó las ocasiones necesarias, y algunas más. Esta vez hubo más movilidad, profundidad, pimienta y espíritu participativo en hombres clave para transformar sensaciones de dominio en situaciones concretas. Sólo faltó el broche.

Por todo esto el empate sabe a poco. A castigo excesivo para un equipo que mereció bastante más de lo que se llevó. Newell's frente al Tomba no pudo imponer condiciones en la red adversaria, falló en el arte de finalización y quedó pateando su propia bronca.