A Leo Fernández lo evalúan prácticamente a cada instante. Hay algunos directivos de Central que están dispuestos a darle de lleno el timón del barco canalla, independientemente de lo que suceda el próximo domingo en el Gigante. Mientras que hay otros que siguen con la idea de contratar a otro entrenador. En realidad, la puja de intereses está on fire puertas hacia adentro, ya que muchos están diseñando la campaña electoral para el año que viene. Sin embargo, el técnico no se inmuta. "Sé bien lo que pasa. Tengo claro que al no tener un apellido rutilante dentro del fútbol, sumado a que vengo de las divisiones inferiores, generó ruido cuando me inserté en este ambiente del profesionalismo. Pero hay que saber que esto es trabajo. Por eso estoy convencido. Hago lo que pretendo en todo momento porque esto es resultados, sea con Sampaoli, el Chocho (Llop) o otro entrenador en el banco", remarcó Leo con los pies sobre la tierra. "Lógico que uno trabaja para seguir", acotó con convicción.
Nadie duda de que lo sentaron de la noche a la mañana en la silla eléctrica cuando Paolo Montero decidió dar un paso hacia el costado. El equipo no pintaba para ponerse rápido de pie tras la eliminación en la semifinal de la Copa Argentina.
Sin embargo, la directiva canalla encontró en la bonachona figura de Leo un entrenador que podía amortiguar la presión que había en Arroyito porque venía de las inferiores, había salido campeón de la Copa Santa Fe con la reserva, y además es un fanático auriazul. Era el DT interino perfecto.
"Acá no hay nada que ocultar. Este el fútbol. Lo veo y siento así, hay que ganar y nada más. Armar bien el equipo. Obtener resultados", puntualizó con precisión de cirujano Fernández, quien sabe que si le gana a la Lepra pondrá contra las cuerdas de verdad a más de un directivo de peso. Porque no habrá excusas ni argumentos válidos para no oficializarlo, pese a que en poco tiempo demostró temple para estar al frente del plantel, que dicho sea de paso, se siente muy a gusto y desea que siga como cabeza de grupo.