—Sí, es verdad que no jugamos bien, pero cuando nosotros hablamos de asumir mayores riesgos nos referimos a tratar de jugar mejor, porque nos dejamos llevar tal vez por la ansiedad que genera todo clásico, pero ese fue un partido trabado por la propuesta del rival y porque a nosotros nos faltó juego. No hicimos un gran partido, aunque sabíamos con lo que nos podíamos encontrar por las urgencias de ellos. No nos conformamos con empatar porque siempre salimos a ganar, y pese a las dificultades propusimos y fuimos el equipo que trató de llevarse los tres puntos.
—Las urgencias de Newell’s hoy no se modificaron demasiado. ¿Tenés en cuenta esto a la hora de planificar?
—Yo siempre miro al rival de turno pero desde un punto de vista futbolístico, porque uno evalúa por dónde se puede vulnerarlo y también para prevenir por dónde puedan tratar ellos de lastimarte. Por supuesto que siempre ajustado a una forma de juego, pero siempre trato de analizar y poner en práctica algunas opciones, que a veces salen y otras no. De todas maneras lo fundamental es lo que pueda generar tu equipo.
—¿Hablás con el plantel sobre la situación del rival?
—En este tipo de partidos no. El clásico es un cotejo distinto y eso está más que claro. La historia así lo dice. No tiene nada que ver el cómo llegue cada uno a este enfrentamiento. Pero como te decía, sí hay una preparación de juego, se habla, se ensaya, se corrige y se desarrolla. Después ese día se trata de aplicar todo y a veces sale y otras no.
—¿Cómo transitás esta semana previa?
—Ocupado, no preocupado, porque nosotros ya tenemos en claro nuestra idea de juego, la demostramos, somos un equipo intenso, con afán de protagonismo siempre, con marcada vocación por convertir pero también con el orden indispensable para retroceder y marcar. Y no pasa todo por un sistema, porque somos flexibles a diversos sistemas. Después el fútbol tiene su parte de imprevisto. Y siempre digo que el que hace la diferencia es aquel que más se anima, el que más arriesga.
—¿Tenés esos jugadores que más se animan?
—Obvio que sí, porque tenemos un gran plantel y muy buenos jugadores.
—Se te ve confiado.
—No, tengo confianza, que no es lo mismo a estar confiado. Nunca llegamos confiados, sí siempre jugamos con confianza en nosotros. Porque trabajamos para que el jugador se suelte y se libere de esa presión que este tipo de partidos genera.
—¿De no surgir imprevistos llegás con todos a disposición?
—Sí, dentro del aspecto físico el único que aún no está en condiciones es el Colo Cetto. Así que veremos quiénes serán los once y quiénes completarán el banco.
—¿Aún no los tenés?
—Faltan varios días y todavía hay cuestiones por definir. Queremos que el equipo dé todo lo que puede dar desde el juego, porque después con respecto a la determinación no tengo dudas que estará, porque este grupo siempre corre y mete.
—Muchos técnicos sostienen que los clásicos deben jugarlo siempre los futbolistas que entienden de qué se trata, apuntando fundamentalmente a los surgidos de los clubes. Vos no surgiste en Central pero enseguida interpretaste la magnitud. ¿Como entrenador qué pensás?
—En mi época de jugador lo vivía con la misma tensión que todos, pero sabía que cuando arrancaba el partido había que ser pensante. Y esto es lo que pretendo hoy de mis jugadores. Tener la calma necesaria para pensar, jugar y animarse. Sabemos que la previa no es fácil en la ciudad pero hay que bajar la tensión y calmar las aguas, porque es un partido importante, pero es fútbol, es un juego, no hay que convertirlo en drama.
—Lograste una matriz futbolística que en un año le dio identidad y protagonismo a Central. Sumaste jugadores y algunos se fueron. ¿Cómo es el nuevo modelo?
—El pensamiento no cambió, pero sin dudas que los sistemas se aplican de acuerdo a las características de los jugadores que tenés, y en este sentido hay alternativas para variar. Pero no hay que olvidarse que los futbolistas son seres humanos, y no siempre tenemos los mismos días, por eso digo que las modificaciones surgen de un trabajo cotidiano, porque todos los días y todas las semanas los veo yo con mis colaboradores, y en función de eso decidimos. Si el equipo juega bien se trata de mantener, pero también hay una búsqueda constante por mejorar.
—En tu etapa de jugador fuiste un ícono del folclore en las previas de los clásicos con tu desenfado, pero ahora como entrenador te mostrás equilibrado, mesurado y muy prudente. ¿Te contenés o moldeaste tu temperamento provocador?
—Ya no soy más jugador, y por eso dentro de mi cabeza sentía que debía dejar pasar un tiempo tras dejar de jugar al fútbol para estudiar, prepararme y perfeccionarme como entrenador. Esos años de preparación me sirvieron de mucho, y uno sabe la responsabilidad que tiene. También el contexto social te va haciendo tomar conciencia de los momentos en los que estamos viviendo, donde las cosas no están dadas lamentablemente para descontracturar con humor al fútbol. Aquellas previas de ingenio y cargadas nos hacían partícipes de un clima festivo, hoy en cambio todo es intolerancia y violencia, que se puede observar en las redes sociales con derivaciones impensadas. La previa la vivo con intensidad pero desde mi lugar de entrenador, por supuesto que es diferente a otros encuentros, como la viven ustedes los periodistas, y ni que hablar de los hinchas. Pero sería importante comprender que nada termina y empieza en nuestras vidas con el resultado de un clásico.
Entre la Copa y el torneo, partido tras partido
La Copa Libertadores asoma en el horizonte y Coudet analizó también a su grupo, ya completo con la clasificación de River Plate de Montevideo. “Sí, miré el partido entre la U de Chile y River, sin dudas que el grupo será competitivo. El equipo de Carrasco juega bien, por las características de su técnico es ofensivo, duro, intenso e intenta jugar. Tácticamente tiene muchos movimientos. A Palmeiras lo he visto bastante el año pasado, lo que pasa es que normalmente los equipos brasileños al entrar a la Copa suman muchos jugadores, se renuevan y vamos a tener ahora varios partidos para poder evaluarlo. Y Nacional de Uruguay es un grande de ese país, con tradición copera, que por eso tendrá también sus obligaciones. Van a ser lindos partidos. Lo bueno es lo que dijimos en un principio, que no son viajes largos, no sólo para nosotros sino también para la gente”.
—Central necesita ganar un título. ¿El objetivo es la Copa o el torneo que es corto?
—La idea es ir partido tras partido. Sabemos que será duro jugar cada tres días, y también que es probable que en algún momento tendremos que optar. El año pasado ante Banfield tuve que tomar la decisión de guardar jugadores porque me llegaban al límite, y además sabía que a Boca con Tigre el campeonato no se le iba a escapar. Equivocado o no tuve que tomar esa decisión, y la verdad que me costó cambiar un equipo que venía muy bien.
—¿Sabés que cayó mal esa decisión porque en la AFA sostienen que cuestionaste que los partidos no se jugaran al mismo horario porque querías sacarle ventaja a Boca, ya que tenías decidido de antemano no poner a los titulares frente a Banfield?
—Primero dije lo que sentía. Y segundo es lógico que cada uno busque su ventaja. Yo iba a jugar dos horas antes que Boca, y si no ganaba, Boca con Tigre ponía a la cuarta.
—Arruabarrena dijo que no.
—(Se ríe) ¿Ah, sí? Mirá vos. A lo mejor ponía a los titulares, pero caminando. Yo defiendo lo mío. Fue la ventaja que busqué. Pero igual si repasás las declaraciones tan errado no estuve, fijate lo que pasó después en la final de la Copa Argentina. Pero cuando salís a hablar antes sos un loco, pero después parece que los locos decimos la verdad. Obviamente que algún beneficio buscaba cuando lo dije.