Sólo trece minutos duró el partido. Es que desde que Maxi Rodríguez marcó el primer gol, tras una excelente triangulación ofensiva de la Lepra, empezó a terminarse un partido que casi nunca tuvo equivalencias.
Porque Newell's fue el amo y señor de casi todo el partido. Con sus argumentos de siempre, orden, paciencia, rotación y volumen de juego, manejó el trámite a voluntad, al punto de por momentos trasformarlo en un monólogo y terminó regalándole a sus hinchas -que quedaron con las palmas rojas de tanto aplaudir- una verdadera exhibición de fútbol ante un equipo como Nacional que se rindió ante la evidencia y semejante muestra de superioridad.
El gol de Curbelo en contra, el segundo para la Lepra, en el final de la primera etapa, puso un marcador un poco más acorde a lo que había sido el trámite hasta ese momento.
El tercero de Newell's, que llegó por un cabezazo de Lucas Bernardi -para deleite de los hinchas-, tras otra gran jugada colectiva, terminó por sepultar cualquier atisbo de reacción o de resistencia de los jugadores uruguayos, quienes terminaron derruidos ante tamaña muestra de fútbol práctico, eficaz y bien jugado.
Un dato que avala la claridad y la autoridad con que los leprosos se impusieron en el partido de esta noche es que los jugadores de Nacional ni siquieran recurrieron a la pierna fuerte. Sucumbieron ante la evidencia y supremacía leprosa.
Una muestra de ello fue que tanto el primero como el tercer gol leproso fueron de arco a arco. Arrancó en Gusmán y lo decoraron maxi primero y Lucas después. El cuarto gol leproso conquistado por Horacio Orzán fue la frutilla del postre.
El final llegó en medio de aplausos y festejos de los hinchas y los jugadores leprosos quienes brindaron -y se regalaron- una verdadera exhibición de fútbol y mandaron un aviso importante para que no se olviden de la Lepra en la Copa Libertadores.