Salcedo fue protagonista desde antes de jugar hasta que salió. Primero, porque
volvía al equipo tras dos partidos en el banco. Después porque participó en todas las jugadas
ofensivas leprosas y sobre todo porque marcó el gol de la victoria. En el medio, porque se rompió
la cabeza y tuvo que lidiar con un vendaje molesto que no le cerró la herida. Y que por eso, por
último, lo puso en el centro de la escena cuando Caruso decidió sacarlo prematuramente generando
todo su enojo. Pero con las aguas calmas, el delantero justificó la decisión del técnico y
transformó la historia en una anécdota graciosa.
—¿Te molestaba el vendaje para jugar? Después del gol
te lo sacaste.
—En principio sí me molestaba porque lo tenía más
apretado pero después me lo estiraba con la mano y lo aflojé.
—La verdad que sí, pero como no se podía poner
alrededor de la cabeza porque la herida era en el medio, era difícil de ajustar.
—¿Cómo se produjo el corte? No fue una jugada
violenta.
—No, no. Fue una jugada común del arquero. Una pelota
aérea que él retiene y al bajar el codo me pega en la cabeza sin intención. Enseguida me di cuenta
de lo que pasaba y al caer le dije: "Sabés que me reventaste la cabeza". Pero todo bien, Alvarez me
vino a preguntar cómo andaba.
—Con la sangre en la cabeza le diste un tinte
drámatico a tu actuación.
—Sí, puede ser, vi que pusieron títulos jugando con
la sangre.
—Y te sacó del partido además. ¿Fue muy grande la
calentura?
—La verdad que sí, porque ningún jugador quiere salir
de un partido así. Yo quería jugar más pero al final debo agradecerle al técnico que se preocupe
por mi integridad física. Uno no se da cuenta de eso pero estaba perdiendo mucha sangre.
—Caruso está pidiendo un diccionario en guaraní para
saber algunas cosas que le dijiste y no le quedaron claro.
—(Risas) Noooo, ojalá que no lo consiga.
—¿No es que le dijiste: "Por favor Ricardo, no me
saque"?
—No (risas), le dije algunas cositas un poquito más fuertes, pero un
poquito nada más. l