Si hay un jugador que en los últimos meses tuvo un relieve importante en Central ese es Mauricio Martínez. El que arrancó de defensor, el que en los últimos partidos volvió a su puesto natural, el de volante central. Anoche fue el autor del tanto canalla en el primer tiempo. Fue a los 26 minutos, entrando por el segundo palo tras un tiro libre desde la izquierda del Colo Leonardo Gil.
Para Caramelo Martínez no es nuevo esto de marcar en Copa Argentina. Es que la de ayer fue la segunda conquista en la presente edición del torneo. El ex Unión había sido quien le dio la victoria al equipo de Paolo Montero en el partido por 32avos, ante Cañuelas. Justo en la cancha (el 15 de Abril) donde hizo su aparición en la primera división.
El de ayer tuvo otro relieve, por la categoría del rival, al que ya le había convertido en la mismísima Bombonera, pero con la camiseta del equipo tatengue. En el tiro libre del Colo Gil todos fueron al primer palo y el centro del área y Martínez buscó la soledad en el segundo, por eso tuvo libertad para entrarle con potencia al balón.
Y cuánta felicidad le debe haber dado el gol de Caramelo a Paolo Montero. Porque lo que vivieron el jugador y el técnico durante toda la pretemporada y las primeras fechas de la Superliga fue una relación especial, con un pedido de parte del entrenador para que se banque en la zaga central y una aceptación sin reparos por parte del futbolista.
Fue por eso que Martínez actuó no sólo como segundo marcador central en los ensayos de pretemporada, sino también en los primeros tres encuentros del torneo. A esa altura Fernando Tobio todavía busca su mejor forma física. Y Martínez fue, una y otra vez, sin chistar. A jugar al lado del paraguayo Leguizamón, a exponerse contra Colón, contra San Lorenzo (cuando fue figura), contra Temperley. Ya con Banfield volvió a su lugar.
La noche mendocina en el Malvinas Argentinas le hizo un guiño por tanto esfuerzo. Sin lucir demasiado pero haciendo lo más importante en el partido más importante de Central en lo que va del semestre: el gol. Una noche especial, dulce. Un Caramelo para Martínez.