Ramón Díaz volvió a jugar por los puntos en el banco de River y logró una gran victoria en Córdoba ante un Belgrano que en el último año y medio se transformó en un verdadero dolor de cabeza. Fue 2-1, pese a haber jugado todo el segundo tiempo con diez hombres por la expulsión de Leonardo Ponzio, quien pegó una piña con la pelota en otro lado.
El conjunto millonario estuvo lejos de gustar, ya que se mostró impreciso en varios pasajes y hasta lento y previsible en cada intento ofensivo. Cuando trató por los costados, los centros se fueron muy desviados. Cuanto buscó por el centro, a Manuel Lanzini le faltó el pase entrelíneas. Cuando buscó a Rodrigo Mora, el uruguayo no logró desnivelar. Era una noche complicada.
El Pirata presionó en tres cuartos y siempre jugó de igual a igual, pese a que el visitante mostró mejores intenciones con la pelota en los pies, sólo intenciones. Y se complicó aún más -o eso parecía- cuando el emblema le dio un codazo a Pereyra en la mitad de la cancha y vio la roja. Pero Belgrano no aprovechó el hombre de más y River no sufrió demasiado.
Y a los 22, Vangioni, de muy buen partidol, tomó un pase atrás de Trezeguet y clavó un tremendo zurdazo desde 27 metros para poner el 1-0. El segundo llegó desde un saque de arco a los 42: peinó Funes Mori y Luna, en la primera que tocó, la metió. Ramón se golpeó el pecho por haberlo puesto. El descuento de Farré, a los 44, no cambió nada y River se vuelve de Córdoba no sólo con los tres puntos, sino con la sensación de haberse sacado de encima a un rival incómodo, que en los últimos tiempos fue su sombra negra.