“La explicación metafísica es que Roger Federer es uno de esos escasos atletas sobrenaturales que parecen estar exentos, por lo menos en parte, de ciertas leyes de la física (...) Roger Federer pertenece a esa categoría: una categoría que se puede denominar genio, mutante o avatar”. Con estas, sólo algunas palabras, el prestigioso escritor norteamericano David Foster Wallace dio forma a una de las tantas definiciones que hizo sobre el gigante tenista suizo, en su libro “El tenis como experiencia religiosa” y en el cual basa sus vivencias como espectador en Wimbledon. Aquellas palabras, que Wallace publicó en 2012, retoman aún más fuerza tiempo después, ahora, cuando Federer se ha convertido una vez más en finalista en la Catedral tras vencer en otro partido épico a su archirrival Rafael Nadal por 7/6 (3), 1/6, 6/3 y 6/4 y el desplegar un tenis excelso para ir en busca de la final, mañana ante Novak Djokovic, campeón defensor y Nº 1 del mundo. Será la 12ª del helvético.