Central quiere que Emanuel Brítez siga en el plantel. No sólo por su valor futbolístico sino también económico. Pero lo paradójico es que los sectores en pugna mientras tratan de blindar el conflicto, en paralelo siguen alimentando la grieta. Porque cuánto más quieren minimizar el problema, más relevancia le dan.
Hoy uno de los máximos directivos le confió a La Capital que harán todo lo posible para que "el entredicho no pase de ahí". Una mirada optimista de la conducción canalla. "Ya hemos tenido conversaciones con el cuerpo técnico y con Emanuel, y seguiremos charlando porque Central necesita de todos", amplió el referente.
Hoy Brítez continuó con su entrenamiento separado del plantel. Diego Ordóñez, ayudante de campo, formuló declaraciones atribuyendo la responsabilidad al defensor al considerar que se trató de "un problema personal", intentando así sacarlo del ámbito laboral.
El futbolista ingresó en contradicciones cuando de manera elíptica se refiere a la situación, eligiendo la precaria salida de resumir el enfrenamiento a "rumores".
Y así todos trataron de bloquear el dato de que la divergencia del lateral la tuvo con el preparador físico, Ernesto Colman, sin dudas la pieza más importante con la que cuenta el cuerpo técnico del Kily González.
El disgusto por alguna indicación es moneda corriente dentro de los planteles, muchas se resolvieron con autoridad, que no es sinónimo de imposición sino de convencimiento, de diálogo. Quienes conocen a Colman hablan de sus cualidades, entre ellos muchos futbolistas. Y también se refieren a la intensidad de su método.
No obstante en este tipo de situaciones es determinante la experiencia del entrenador para manejar estas circunstancias. Como así la predisposición del jugador, porque si su decisión es irse no habrá diplomático que logre cambiarlo. Entonces se puede pensar que hubo intencionalidad previa al entredicho.
No es bueno para el Kily tener un conflicto en su primera experiencia como DT de primera. Más aún cuando como futbolista vivió momentos disruptivos. Tampoco es saludable para Central prescindir de un defensor que no es imprescindible, pero sí difícil de sustituir con los recursos existentes. Y mucho menos propicio es para Brítez haber generado en torno a él un clima de conflictividad, que lo aleja del profesionalismo que un futbolista debe tener.
Los directivos quieren resolver este problema pero parten de un error original, porque califican esto como "malentendido". Y ya no lo es. Es un conflicto. Que fue adquiriendo una dimensión en la que todos los protagonistas le dieron mientras trataban de explicar lo que había pasado.
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